Con la ordenanza municipal sobre la circulación de las bicicletas cogida con pinzas, pendiente de reforma y con sentencias judiciales en contra, y el consiguiente revuelo que supuso expulsar a los ciclistas de las aceras, Zaragoza ha mejorado sus resultados en la estadística sobre siniestralidad vial que afecta a estos usuarios de la vía pública. Podrá haber crispación con peatones y ciclistas, pero analizando los datos que había antes y después, lo primero que se desprende de los datos es que la accidentalidad ha disminuido casi un 20% en los cinco últimos años. Los que lleva el ayuntamiento improvisando medidas que eviten el otro condicionante que marca la estadística: el uso también ha disminuido.

Al final, viendo la comparativa entre el 2012 y el 2016, parecen haber ganado en seguridad los peatones, ya que los atropellos de ciclistas se han reducido a la mitad, de 46 hace cinco años a 20 el año pasado. Entonces se registraron 41 viandantes heridos y hoy son 17, mientras los ciclistas que sufrieron daños hace un lustro fueron 10 y en el último ejercicio han sido 9. Eso no ha cambiado mucho para unas bicicletas que hoy están obligadas a circular por la calzada o carriles bici en la gran mayoría de calles. Aunque los problemas en zonas peatonales sigan existiendo por abrir a las bicis el acceso restringido, especialmente en el casco histórico de la ciudad.

DE 113 CHOQUES A 77 // Tampoco verse desplazadas a la calzada se ha traducido en un incremento de los accidentes. Más bien ha sido al revés. Han disminuido casi un 30% en cinco años las colisiones con turismos o vehículos a motor en general. En el 2012, por ejemplo, las colisiones frontolaterales contabilizadas por la Policía Local en Zaragoza fueron 96, 113 en el año siguiente (2013), pero el año pasado ya eran 77, y eso que empeoraba las 69 registradas en el 2015. ¿Más prudencia? ¿Menos bicis circulando? Todo apunta a una combinación de ambas variables.

Sin embargo, el último año es un ejemplo de la alerta que los colectivos ciclistas están poniendo sobre la mesa a la hora de reclamar una mayor regulación por parte de la Dirección General de Tráfico (DGT) por un dato inédito en los últimos cinco años en la capital. Dos ciclistas fallecieron el año pasado. Junto a tres peatones componen la estadística más negra de la circulación en vías urbanas de Zaragoza. Cinco fallecimientos que se suman a los 22 que hubo en los cuatro años anteriores, en los que 11 fueron peatones y otros tantos conductores u ocupantes de turismos. Quizá sea algo puntual, o el primer aviso de que algo hay que hacer.

Los datos oficiales de la Policía Local, sin embargo, son concluyentes en cuanto a la amenaza que representan las bicicletas para los viandantes y sobre si realmente esa aparente enemistad o enfrentamiento se basa en los accidentes que entre ellos protagonizan. Por ejemplo, de los 276 atropellos que se contabilizaron el año pasado, solo 20 tenían una bici como protagonista, menos del 10% del total. Un total de 179 peatones heridos se produjeron con turismos, 11 con autobuses, 3 con camiones, 21 con furgones, 29 con motos, 16 con taxis, 4 con el tranvía y los mencionados 17 con bicis.

PEOR EN LAS ACERAS // Hace cinco años, eran 321 peatones heridos y 3 fallecidos los que reflejaba la estadística de 324 atropellos en la vía pública a viandantes. De ellos, 199 eran causados por turismos y 41 por bicis, además de 14 por buses, 29 por motos, 20 por furgonetas y 15 por taxis. El global ha descendido, el total causado por los ciclistas, también. Los causados por turismos, de forma casi testimonial. Pero la explicación es sencilla: en la acera la convivencia era peor y la siniestralidad era mayor. Lo que los peatones aseguraban en el 2012 y antes.

Tampoco el coche privado es siempre el causante de las incidencias que sufren los ciclistas en Zaragoza. Cerca del 20% de los accidentes que sufren se producen por salidas de la calzada o la vía por la que transitan. Como sucede con cualquier otro conductor, o peatón a veces, despistes los tienen todos en alguna ocasión. En el caso de los ciclistas, 35 de los 174 accidentes registrados se produjeron el año pasado por este tipo de lapsus en la circulación. Un dato que, además, ha sido una constante en estos cinco últimos años, aunque ha disminuido sensiblemente con respecto a cuando se les permitía ir por la acera. En el 2012 fueron 41 casos, 46 en el 2013 y 2014, y hoy son 6 y 11 ejemplos menos al año, respectivamente.