--A nivel educativo, ¿desde dónde se debe trabajar la igualdad de género?

--Es importar trabajar desde el respeto, que es el derecho a ser uno mismo sin que le controlen y no le estén constantemente juzgando. Hoy en día se confunde mucho el control con el afecto; el te quiero con el te quiero como yo quiero que sea y ahí se se cometen muchos errores. Al final, cuando se detecta que hay violencia, no física, sino de invadir el terreno del otro ya te eriges como un controlador o controladora en términos afectivos. La unidad de Igualdad de la Facultad de Trabajo Social de Zaragoza es un grupo que trabaja muy bien y en serio por cambiar estos referentes sociales.

--¿Se detectan muchos casos desigualdad de género entre los jóvenes?

--Sí, y me asombro mucho. En mis clases pregunto a mis alumnos si piden permiso para hacer cosas y normalmente las chicas lo hace y mucho, mientras que chicos dan por hecho que tienen ese permiso. Eso son gestos muy subliminales, pequeños, pero que marcan quién está marcando la relación. Por ejemplo, mis alumnas antes de elegir un Erasmus le preguntan al novio si le parece bien, mientras que ellos no; ellos lo celebran con ellas porque ya lo han decidido. Hay que saber tener vida propia, porque la soberanía no es la territorial o la catalana, la verdadera soberanía es la que te permite disponer de todos los elementos para hacer con tu vida lo que uno quiere.

--¿Cuál es la solución?

--Hay que aprender a tener autonomía y eso no está en los programas escolares. Hay que ser uno mismo en todos los niveles y una relación afectiva no tiene que suponer perder a los amigos, porque la pareja es una suma, no una resta, y cuando esto ocurre es que algo no va bien.

--Las redes sociales han pasado a ser herramientas de control.

--Es impresionante. Son sistemas de control inocuos, pero generan un discurso peligroso. Se entra en esa espiral de le he mandado un WhatsApp diciéndole te quiero hace media hora, lo ha he leído, está en línea y no me contesta. Hay un derecho a estar desconectado o a no responder a una mensaje en el momento. Eso va con la independencia de cada uno y la pareja debe ser calidad, no control.

--Fue Secretaria de Estado de Igualdad entre el 2004 y el 2008 y también trabajó durante varios años en Naciones Unidas, en el Comité de Antidiscriminación de la Mujer. ¿Cómo está España en término de igualdad?

--Se ha retrocedido mucho, lamentablemente. Me quedé asombrada cuando quitaron en España la oficina ONU Mujeres, que era una sede que no paga el Gobierno español, sino las Naciones Unidas, y que permite hacer estudios internacionales gratuitos, tener un contacto directo con la ONU y también ganar un prestigio. También me llamó la atención la medida discriminatoria de impedir que las mujeres lesbianas no se puedan inseminar, mientras que una mujer que yace con varón puede optar por esta medida. Eso es una desigualdad de trato directo. A veces me pregunto porque este Gobierno ha sido tan sádico con las mujeres. En el anterior teníamos como referente la igualdad y creo que ellos optaron por ir totalmente en contra.

--¿Cree que las nuevas políticas podrían recuperar esas cuestiones perdidas?

--Ojalá. También fue un error quitar Educación para la Ciudadanía, que hablaba de respeto, pero había una palabra que les daba alergia: homosexualidad. Y recurrieron para que esa asignatura desapareciera. La sociedad española es muy moderna, mucho, y creo que de cara al futuro las chicas deben pensar que no hay media ni entera naranja, sino que hay que pelear por el buen querer y porque te quieran bien. Quedar con tu novio no debe ser ni un disgusto ni una obligación, ni tampoco llevar un cronómetro de la relación; de si se cumple un mes, dos meses un año. Eso no hace falta. Hay que estar con alguien porque se está a gusto y mi consejo es que todo el mundo tenga el permiso de que si la relación no es como debe ser, se tenga la opción de acabar como amigos.