Aragón está viviendo un buen verano turístico, pero sin llegar a ser una temporada excepcional. En todas partes, especialmente en el Pirineo, se ha producido un incremento de visitantes con respecto al 2014, si bien no se han alcanzado los niveles de ocupación anteriores a la crisis económica.

En el mes de julio, la ola de calor se tradujo en un aumento de la afluencia a algunos destinos de Teruel y a los valles del norte de Huesca, desde el río Aragón hasta Benasque, donde los hoteles llenaron entre el 70% y el 80% de sus habitaciones.

Por otro lado, el fuerte incremento del turismo extranjero en el conjunto de España (8,7 millones de visitantes en julio, un 6,3% más que el mismo mes del año pasado) se ha notado débilmente en Aragón. Solo en el Sobrarbe, la comarca preferida por muchos europeos que buscan contacto directo con la naturaleza, se han visto bastantes más matrículas foráneas, sobre todo de Francia y Holanda. Asimismo, ha crecido algo el turismo procedente de Israel, que hace años que frecuenta esa zona, según apunta José Luis Bergua, teniente de alcalde de Aínsa.

GASTO MENGUANTE

La localidad tiene una manera bastante fiable de medir la afluencia de turistas. El ayuntamiento cuenta los tiques expedidos en el párking municipal donde suelen aparcar quienes visitan la famosa plaza Mayor. "Y este año el número de vehículos estacionados ha subido un 5% respecto a julio del 2014", informa Bergua.

Curiosamente, la ciudad de Zaragoza también ha registrado una mejora del 5% en la ocupación hotelera, hasta alcanzar un 48,17% el pasado julio, a tenor de los datos facilitados por la asociación de hoteles local, que confía en que este agosto se mantenga la misma tónica.

En el caso de Teruel, tanto la capital como la provincia han experimentado una temporada "un poco mejor" que la anterior, en palabras de Juan Ciércoles, responsable de la asociación de hoteleros Horeca.

Con todo, muchos bares, restaurantes y hoteles se muestran "contentos" con la marcha que lleva el verano en la comunidad. En el valle de Tena, al calor que vació las ciudades los fines de semana de julio se unió la celebración del festival Pirineos Sur, que movilizó a 70.000 personas.

Pero los efectos del incremento de visitantes han sido irregulares. Pedro Marco, de la Asociación de Empresarios de la Jacetania, constata que el gasto por turista sigue reduciéndose. "En los restaurantes se piden más menús del día que cartas", dice a modo de ejemplo.

Su entidad también ha comprobado que la ola de calor de julio, con máximas de 44 grados en el valle del Ebro, provocaron un uso más intensivo de las segundas residencias en todo el valle del Aragón. Aun así, el balance todavía no es totalmente positivo. "Los hosteleros y los dueños de hoteles están un poco más contentos que el año pasado, pero todavía se deja sentir la crisis", resume Pedro Marco.

En el valle de Benasque pasa algo parecido. "A priori, este verano es un poco mejor que el del 2014, pero no es un año de récord", afirma José Luis Hernández, de la asociación turística local. La mejoría se ha notado no solo en un aumento de la ocupación sino también en lo que respecta al gasto medio, "lo que refleja la recuperación económica".

Aun así, advierte Hernández, las cifras actuales no igualan a las que se produjeron en la época de bonanza, con la desventaja de que los gastos fijos de los hoteleros han subido. Al mismo tiempo, el hotelero avisa de que los datos de ocupación turística no deben interpretarse por sí solos. "Una mayor afluencia de visitantes no se traduce automáticamente en un aumento del gasto", advierte.