Unidos Podemos encajó el duro golpe de la decepción achacando buena parte del mérito a la "campaña del miedo" emprendida por otras formaciones, como el PP-PAR y sobre todo un PSOE que "se ha equivocado de adversario". "Su campaña en Aragón, tan descaradamente agresiva, es errónea y eso ha debilitado la convergencia de cambio que necesitamos y que vamos a seguir construyendo". Era el análisis de Pedro Arrojo, candidato por Zaragoza que ayer se alzaba, nuevamente, con el escaño en el Congreso. Remarcaba la frustración por las expectativas que se habían generado pero obviaba uno de los análisis más contundentes de la noche electoral: el batacazo en Zaragoza, los más de 25.000 votos perdidos desde el 20-D, en solo seis meses, y que coloca al Gobierno de Zaragoza en Común (ZeC) en el centro de todas las miradas.

Más explícito fue Lorién Jiménez, secretario Político de Podemos Aragón, quien puso como ejemplo el ataque feroz de la derecha y del PSOE a la gestión en la capital como un ejemplo de cómo esa campaña del miedo acabó "fortaleciendo solo a las fuerzas conservadoras".

Los datos para la confluencia eran demoledores en todos los ámbitos de análisis. Solo mantener el escaño en Zaragoza y Huesca, repetir la entrada de Pedro Arrojo y Jorge Luis en el Congreso, era un alivio al quedarse lejos de los sufragios previstos. El objetivo de sumar 180.000 votos (los que representaban Podemos y Unidad Popular en el 20-D) quedaba a años luz en Aragón, donde sus 138.051 mejoraron ligeramente lo que la formación morada obtuvo en solitario entonces (135.763).

Y mejor no mirar a Zaragoza, donde gobierna con Zaragoza en Común (ZeC): los 104.077 votos logrados entre Podemos (77.728) y la confluencia IU-CHA (26.349) en diciembre se quedaban, yendo juntos, en 78.527, cinco puntos menos en el porcentaje de voto en solo seis meses que invita a la reflexión. En la confluencia y también en el Gobierno de Pedro Santisteve. Son más de 25.000 sufragios perdidos, y representa casi el 25% de los que obtuvo la formación morada entonces y que le colocó segunda fuerza en la capital por delante del PSOE; y casi la totalidad de Unidad Popular.

Ayer Arrojo se limitaba a reconocer que esa campaña del miedo del bipartidismo y, en especial del PSOE, "ha hecho mella en amplios sectores de la población" pero que en la legislatura que ahora comienza "la convergencia política y social que hemos construido va a ser esencial, absolutamente fundamental".

Porque otra de sus lecturas es que "hay que perseverar en la construcción de esta confluencia de cambio", de reencontrarse "con compañeros de CHA y otras formaciones" y de seguir tendiendo puentes al PSOE, más ahora que, según Arrojo, "se ha demostrado que la estrategia del juego malabar con C's no tiene perspectiva de futuro".