Manuel, un vecino de Zaragoza de 35 años, creía el pasado domingo que había realizado una interesante compra en el rastro de la plaza de toros. Mientras paseaba por la zona, fue abordado por una inmigrante rumana que le vendió 13 anillos y dos pulseras de oro a precio de ganga, 400 euros (algo más de 66.000 pesetas) y, además, parecían de buena calidad.

Un familiar le desencantó pronto cuando le dijo que lo que llevaba eran baratijas de una aleación de cobre y que ni tan siquiera el diseño de las piezas justificaba un precio superior a los 30 euros. Manuel, sorprendido , fue a la inspección de guardia de la Jefatura de Policía, en el paseo de María Agustín, donde denunció la presunta estafa.

Los agentes no tuvieron que realizar muchas comprobaciones sobre la falsedad del oro cuando les informó del precio pagado y del lugar donde había adquirido las piezas. Dos policías acompañaron al rastro al denunciante y recorrieron el sector, porque la vendedora tampoco tenía un puesto fijo. Finalmente, el comparador reconoció a la supuesta estafadora, Damianerka A., de 36 años, que fue detenida, según fuentes policiales, que no informaron de si la víctima había recuperado su inversión.

Las fuentes consultadas señalaron que no pueden "dudar de la buena fe del denunciante", aunque manifestaron su sorpresa por la candidez de la víctima. "En el rastro de la plaza de toros, hay vendedores legales, pero también hay un número importante de personas que se dedican a dar salida de efectos procedentes de robo. No obstante, incluso en casos de receptación es impensable la venta de joyas auténticas a precio de ganga. Muchas veces no llegas a distinguir la diferencia entre el timador y la víctima", añadieron.

Vigilancia

La Policía mantiene una intensa vigilancia sobre el rastro de la plaza de toros, por ser una de las vías de salida de material sustraído en la ciudad. Las fuentes consultadas recordaron que en los últimos meses ya se han realizado varias operaciones en las que se han intervenido efectos de procedencia ilícita, especialmente herramientas robadas en obras de construcción.

Recientemente se recuperaron en un puesto dos libros de gran valor que habían sido sustraídos del Colegio de Notarios de Zaragoza, que ya había sufrido otro robo hace tres años, cuando se realizaban obras de rehabilitación de su sede.

"El otro punto negro de venta de objetos robados es la plaza de Salamero, donde se ofrecen relojes y bebidas sustraídas en supermercados, principalmente", explicaron las fuentes citadas.