Esto de las OPAs eléctricas ha dado lugar a todo tipo de ingenuidades e insensateces. Por ejemplo, hemos tenido que escuchar grandes filosofías sobre los derechos de los consumidores, las tarifas y todo eso. Como si no supiéramos que el de la energía es un sector cartelizado a tope, en el que el usuario muere al palo que le toca porque carece de otra opción. Lo mismo pasa con las inversiones de Endesa en Teruel. Rularán mientras sean rentables, y cuando no, nada. Así es la vida, almas cándidas.

Cuando todo el Aragón político cerró filas en torno a Manuel Pizarro sólo cabía pensar que sus señorías rendían culto a la corrección política (que en nuestra tierra es básicamente de derechas) o bien estaban devolviendo favores pasados. Fue un espectáculo bastante inaudito, porque nuestro gran Pizarro siempre ha estado en otra guerra. Calculo que las acciones que compró (¡oh casualidad maravillosa!) justo antes de la OPA inicial de Gas Natural acumulan beneficios muy por encima del cien por cien. Un pellizco acojonante. Por lo cual también me extraña mucho que voceros partidarios como Zaplana sigan haciendo ascos y morisquetas ante el actual empujón bursátil. Pues... ¿Acaso no está ganado dinero mucha gente? ¿No es esto puro capitalismo popular? He aquí el problema de la derecha española: que no sabe serlo porque le falta un buen baño de liberalismo de verdad.

Pero hablábamos de Endesa y Aragón. Visto lo visto, ahora que no sabemos si la térmica será alemana, castellana vieja o ciudadana del mundo, sólo nos queda encomendarnos a San Beneficio bendito, que ya nos amparó en el caso de la GM. En todo caso podemos estar orgullosos de nuestro papel en la jugada. Tal vez carezcamos de peso político o financiero, pero en los momentos cruciales ( y en sus fotos) estuvimos presentes gracias al único e inimitable José Iranzo, sobradamente conocido como El Pastor de Andorra. Otros ponen el poder y los millones; nosotros, el folklore. ¡Hala maños!