La fidelidad de dos sabuesos ha permitido al Seprona de Huesca desmantelar una banda organizada que comerciaba con perros de caza sustraídos. En la operación, los agentes recuperaron 86 animales de razas variadas valorados en 90.000 euros y se detuvo a cinco personas.

La investigación comenzó el pasado 14 de noviembre cuando un vecino de Graus encontró en la puerta de su corral a dos perros de caza que le habían robado dos meses antes. El propietario comprobó que los canes llevaban un collar distinto al que tenían cuando fueron sustraídos, pero la identidad de los animales pudo comprobarse porque llevaban un chip implantado en el que figuraba el nombre de su dueño legítimo.

Alertado el Seprona, los agentes comprobaron que en el collar de los perros figuraba un número de teléfono que les condujo a un vecino de Altorricón, a más de 50 kilómetros de Graus. En la casa del sospechoso se descubrió una perrera clandestina, en la que se guardaban un total de 84 perros de caza.

Mientras se investigaba la identidad y procedencia de los perros, las detenciones de los miembros del grupo organizado continuaron en los días siguientes. En Monzón fueron arrestados otros dos vecinos, uno de ellos el antiguo propietario de la perrera clandestina, y en Pons (Lérida), un cuarto sospechoso.

La última detención se realizó el pasado día 15 en la localidad de Tamarite de Litera, con la que se consideró desmantelado a todo el grupo presuntamente delictivo.

MICROCHIPS Entre tanto, el Seprona también había realizado gestiones para determinar la procedencia de los perros hallados, 29 de los cuales también tenían implantados microchips que permitieron identificar a sus dueños legítimos y devolverles a los animales. Los trámites para identificar a los 55 restantes continúan todavía.

Fuentes próximas a la investigación informaron de que los detenidos utilizaban diversos sistemas para la sustracción de perros. En muchas ocasiones merodeaban en sus vehículos por caminos próximos a lugares donde existe caza mayor y se apoderaban de los sabuesos que encontraban sueltos por los caminos, donde les habían dejado sus propietarios para que siguieran las presas.

En otras ocasiones, los animales eran sustraídos de los vehículos de las víctimas cuando se detenían en bares próximos a la carretera.

Los animales más buscados por sus captores eran los especialistas en caza mayor, aunque también se han recuperado otros dedicados a la modalidad de pluma (aves).

Los fuentes consultadas señalaron que muchos de estos robos no se han denunciado, por lo que se ha hecho un llamamiento a los perjudicados para que, mediante acreditación suficiente, recuperen los perros de su propiedad.