Por primera vez los colectivos vecinales del Casco Histórico abordaron ayer con rotundidad la conveniencia de peatonalizar las calles de este sector, como fórmula para mejorar la calidad de vida de los residentes y también la de potenciar el pequeño comercio, al estilo de otras ciudades españolas como Gerona. La artífice de la sugerencia fue la presidenta de la Asociación de Vecinos Conde Aranda, María Luisa Santafé, colectivo que hasta ahora no se había posicionado al respecto. Se suma así a la postura de pacificación del tráfico que desde hace año mantienen otros colectivos como Lanuza-Casco Histórico o las asociaciones de La Magdalena.

Este posicionamiento tuvo lugar en el transcurso del Consejo Sectorial del Plan Integral del Casco Histórico, que convocó el teniente de alcalde de Participación Ciudadana, Antonio Becerril, para realizar un balance de ejecución del programa ante los colectivos vecinales.

La intervención de las asociaciones sirvió para lanzar mensajes claros y concretos de lo que los ciudadanos quieren para el Casco Viejo de la Zaragoza. Entre ellos, el más claro fue el de los comerciantes. El secretario general de Ecos, Vicente Gracia, subrayó que lo que hacen falta son aparcamientos subterráneos para que tanto visitantes como clientes de los comercios puedan acudir sin dificultad y también impulsar la red de contenedores soterrados que tiene previsto acometer la contrata FCC (esa fue una de las condiciones para adjudicarle el servicio por doce años).

En líneas generales, hubo consenso en que el aspecto del Casco Histórico ha mejorado en lo que ha renovación de infraestructuras se refiere. No obstante, quedaron en la lista de asuntos pendientes el desarrollo de los programas de Acción Social, Cultura y Medio Ambiente.

Sin embargo, el mensaje más crítico no llegó de los colectivos vecinales, tal y como cabía esperar, sino del concejal del PP, Rafael de Miguel, y del presidente del distrito del Casco Histórico, el edil José Manuel Alonso. El primero echó en cara al equipo de gobierno PSOE-PAR de haber prometido invertir 64 millones de euros en el 2008, de los que finalmente solo se presupuestaron 16.

Alonso, por su parte, no quiso entrar en guerra de cifras, pero lanzó un duro mensaje tanto al equipo de gobierno como a los propios colectivos vecinales, que parecían conformarse con poco. "Desgraciadamente, creo que seguimos haciéndonos trampas al solitario"--dijo refiriéndose a las asociaciones--, "felicito al tejido social por sus aportaciones, pero el PICH sigue lejos de ser un plan integral y no lo será mientras no se den: inversión, un instrumento de gestión potente (sea Zaragoza Vivienda o el PICH) y voluntad política". Y añadió: "O nos lo creemos o mejor será que lo enterremos".