Resulta que la compleja realidad física y humana de Aragón se puede reducir a mapas y escuetas estadísticas. Y eso es lo que hace el Atlas Geotemático de Aragón, magna obra que se puede consultar ya en internet (http://sitar.aragon.es) y en papel, si se compra el libro homónimo editado por el Gobierno de Aragón.

En total, este vademécum de la comunidad contiene 9.000 documentos sobre todas las actividades que se desarrollan en las tres provincias, con especial énfasis en la industria, la agricultura y ganadería, la educación y el turismo. Pero, lejos de naufragar en un mar de datos, el nuevo invento resume en gráficos y esquemas el continente y el contenido de cada comarca.

Y esta proeza se hace con gran profusión de mapas, en un sistema que parte de la visión general que facilitan las fotos aéreas y desciende al más mínimo detalle de una provincia, de un valle, de un pueblo. Desde las cifras macroeconómicas al tanto por ciento de mujeres que vive en un municipio de Teruel.

Sin embargo, esta facilidad para ir de lo general a lo particular tiene alguna pega. Los mapas no hablan, expresan los datos en tantos por ciento, con lo que el internauta o el lector demasiado curiosos enseguida topan con los límites de este gran compendio del Aragó actual.

Con todo, el Atlas sigue teniendo mucho recorrido. Ahí están, si no, las imágenes aéreas de las poblaciones, para que cualquier aragonés que se precie pueda observar desde el aire su patria chica, de la A de Ababuj a la Z de Zuera.

La nueva enciclopedia gráfica es obra del Centro de Información Territorial de la Comunidad Autónoma y fue presentada ayer por el consejero de Política Territorial, Rogelio Silva, que valoró sobre todo el hecho de que todos los elementos mostrados están interconectados.

Lo cual es de agradecer. Pues no es pequeña virtud que una ciencia tan exacta como la cartografía se encargue de enlazar cosas tan dispares como la tasa de envejecimiento, los movimientos migratorios y los días que hiela por término medio cada año en una porción de la geografía aragonesa.

Es como si una carretera invisible llevara de los humedales de Aragón a las zonas que sufren mayor riesgo de desertización. O desde el número de alumnos de una escuela rural hasta los resultados de las autonómicas. Es lo que tiene contemplar Aragón desde la troposfera.