Es la cuantía que la empresa asegura haber tenido que pagar en concepto de gastos de explotación, una cantidad a la que hay que sumar los casi 58.000 euros que tuvo que abonar de gastos financieros. En el capítulo de ingresos, la cuantía ascendió a 610.000 euros, de los que más del 50% corresponde a la indemnización exigida en el primer año de actividad.