Acaba de cumplir "68 abriles" y parafraseando al Rey ha pasado tres veces por el taller, una de ellas para practicarle una operación a corazón abierto. Dice que es en la enfermedad donde se ve "la otra cara de la vida", pero confiesa tener "fuerza" y "ganas" para seguir con su labor.

--Habemus papam. Latinoamericano y jesuita. ¿Le sorprendió?

--Aquí no se cumple el estereotipo político, siempre hay sorpresas. Hace ocho años nadie pensó en Ratzinger porque era mayor, venía del Santo Oficio y en la quinielística del momento se apuntaba a los obispos de Viena y de Lyón. Y en 1978, cuando salió elegido Juan Pablo II, quién pensaba en Wojtyla... Ahora ha pasado lo mismo. Los mortales no nos dábamos cuenta, pero los cardenales y el Espíritu Santo sí. Había un hombre de primerísima categoría. Además ya en el 2005 se dijo que había tenido muchos votos...

--¿Cuál era su quiniela?

--Conocía los nombres de los que se hablaba, pero en estos casos siempre estoy abierto y no me decidía por ninguno.

--También sorprendió como un candidato firme el cardenal turolense Santos Abril...

--Puede ser, pero no se puede verificar. Abril es magnífico en todos los órdenes, pero vete a saber qué ocurrió de verdad.

--En cualquier caso, parece influyente. Ha sido el primero en estar con el Papa durante sus primeras horas...

--El cardenal Abril es el responsable máximo de la basílica de Santa María la Mayor, donde se venera la patrona del pueblo romano. Por tanto, si el Papa quiere visitar la basílica, es normal que Santos Abril tenga el protagonismo máximo, pero por ser prefecto, no por otra cosa. Eso no quiere decir que no haya tenido protagonismo en el cónclave y que podía haber sido Papa.

--Se han comentado mucho los gestos del nuevo Pontífice. Que no llevara esclavina papal ni camauro, que se arrodillara ante los fieles... Hay quien dice que un Papa es un Papa y debería mostrarse con todos sus atributos.

--Depende de cada persona. Benedicto XVI o Juan Pablo II también tuvieron grandes gestos de humildad. A Francisco se le ve afable, simpático y que se pone al nivel de todos. Es un gran hombre, espiritual y llano.

--¿Estos signos son muestra de que su pontificado será el de la sencillez?

--El proceso de hacerlo todo sencillo ya comienza con Pablo VI, que suprime la silla gestatoria. Pertenece a los signos de los tiempos actuales. Sucede también en el ámbito de la política o en el de las casas reales. No son como las del siglo XIX. Todos nos hemos vuelto más sencillos.

--Han aparecido informaciones que lo vinculan con desapariciones cometidas durante la dictadura militar argentina, cuando era Superior de los Jesuitas...

--Esas cosas... Todo eso está rodeado de una serie de trampas y mentiras para ensuciar la cara del Papa. Esta persona ha mostrado toda su vida un gran amor a la verdad. Tiene un pasado de diálogo político muy serio y de decir la verdad una tras otra a los políticos. Por eso, todas esas maniobras extrañas son eso, maniobras políticas. Si ha sido capaz de enfrentarse a los Kirchner en temas de fondo como el matrimonio gay y el aborto, y denunciar la corrupción, significa que siempre ha actuado así.

--¿Así seguirá actuando?

--Su forma de actuar la tenemos muy clara. Es un fiel de la verdad. Y no dejará pasar ni una. Por eso es de fiar y ama a los pobres y a los afligidos. Ténganlo presente, no nos vamos a equivocar con él.

--Se dice que ha sido elegido, como San Francisco de Asís, para reformar la Iglesia.

--San Francisco de Asís entendió muy bien cuando el Señor le dijo que había que reconstruir la Iglesia. La Iglesia siempre está en construcción. Cualquier pasado no fue ni mejor ni peor. Todos los tiempos de la historia son iguales. La Iglesia se debe reformar siempre, porque los hombres somos unos pobres pecadores, igual que cualquier institución. También la sociedad civil.

--¿No necesita una reforma mayor?

--Es algo que concluye usted. Siempre hay que reformarla. En todos los tiempos, porque la persona humana es pecadora.

--Entonces, ¿cuáles son los principales retos que debe afrontar el Papa Francisco?

--Tendrá que afrontar siempre el mismo, el que han afrontado todos: la necesidad de evangelización y de inducir, conducir y

acompañar a todos a la conversión a la verdadera fe. Hay que abrirnos al mundo para anunciar el Evangelio.

--Eso en el plano teológico...

--No, perdonen. Desde todos los planos. Porque cuando no hay evangelización, la sociedad se hunde. A lo largo de veinte siglos se ha demostrado que cuando en un país se recibía el Evangelio, como en los países eslavos, aquellos países cambiaban su rostro humano, sus instituciones y eran más auténticos. No digamos en Alemania. Hitler odiaba a los cristianos y quería paganizarla costase lo que costase. Según él, lo peor que le pasó fue conocer el pensamiento griego y cristiano. Hasta entonces, los germanos eran un cúmulo de salvajismo.

--Tendrá mucho trabajo en Europa, donde la fe está en su momento más bajo...

--Europa ha sido sometida a un proceso de secularización muy grande como resultado de un relativismo nihilista y debemos reevangelizarla. Pero en todas partes cuecen habas.

--Hablaba de que la Iglesia está formada por pecadores y hablaba de los retos del Papa, que también es jefe de Estado...

--Ya, pero eso no tiene una gran importancia.

--No se podrá sustraer a los vendavales que le sacuden...

--Los medios de comunicación social los magnifican. Es el intento de obligar a la Iglesia a que se comporte como la política, y no es así. En el Vaticano no hay ningún lugar de conspiración. Pueden pasar cosas chuscas, pero las grandes curias políticas que han sido el terror de la Humanidad no están en el Vaticano. La curis hitleriana mató a siete millones de judíos cuando la curia vaticana salvó a todos los judíos que pudo. Y el comunismo en el siglo XX produjo más mártires cristianos que en toda la historia del cristianismo.

--¿No es difícil de explicar esos vendavales a los fieles?

--¡De qué vendavales hablan! Se pueden explicar fácilmente.

--Vatileaks, la pederastia...

--Miren, los casos de pederastia no tienen nada que ver con que el Vaticano sea un estado... No confundan planos.

--Quizá no nos hemos explicado...

--Es que está todo conectado. Cuanta más evangelización haya y más santos seamos todos...

--...Menos problemas habrá

--Exacto. Sobre la pederastia podríamos hablar mucho. Está corroborado por todas las estadísticas que los grandes focos de pederastia no están en el clero. Eso no justifica ni un solo caso dentro de la Iglesia y ese mínimo coeficiente que se nos restriega por la cara está muy bien restregado.

--No se restriega, están ahí

--Sí, se nos restriega. Está claro que no deberían darse nunca. Pero las estadísticas arrojan que son mínimos los casos.

--Pero no deja de ser un frente más para el Papa Francisco.

--Qué va a ser un frente más. Impartirá Justicia. La Iglesia tiene cerca de 700.000 sacerdotes, que son humanos y un día, uno puede cometer un delito. Es condición humana. Lo mismo que en la sociedad civil o en los 1.200 millones de católicos, o en los 7.000 millones de habitantes. No idealizarán ustedes la sociedad civil...

--No, pero que ocurra en la Iglesia católica es llamativo.

--Es que no debería ocurrir. No debería cometerse ningún delito. Y tengan presente que tanto Benedicto XVI como Juan Pablo II han pedido perdón. En esta sociedad, la única que pide perdón es la Iglesia. En el 2000, quien pidió perdón a toda la Humanidad por aquellas cosas que había cometido la institución que presidía y no habían sido de recibo, fue el Papa Juan Pablo II. ¿Han visto a algún Estado que haya hecho lo mismo? ¿Han visto que lo haya hecho Estados Unidos? ¿O Rusia? ¿O Alemania, o China?

--Cumple ahora ocho años en Zaragoza. Su llegada originó ciertas reticencias por su postura favorable al trasvase del Ebro...

--...Uy, sí, desde luego. Tantas que intenté no venir. A uno no le gusta llegar a un sitio que por cuestiones de tipo incidental puede ser mal recibido.

--¿Y se lo planteó de verdad?

--Sí, sí. No por nada, sino porque un sacerdote no quiere que algo de su persona sea obstáculo para transmitir la fe. Y sí en mi haber hay un background que es un óbice constante, me quedo en casa. Así se lo manifesté a mis superiores, que sonrieron.

--¿Qué balance hace?

--Estoy muy contento aquí. He trabajado todo lo que he podido y aún podría haber trabajado más. He cumplido mi misión con todas las implicaciones que ha tenido y me he tenido que preocupar por dotar de sacerdotes a la diócesis, por la catequesis, el patrimonio...

--Va a ser el arzobispo que más se ha preocupado por los bienes.

--Lo tenía que hacer. Yo qué culpa tengo de llegar y encontrarme muchas cosas por hacer. Los exteriores de la basílica del Pilar exigían una reforma a fondo, pero también recibí una maravillosa herencia de mi predecesor (Elías Yanes) gracias al dinero que conseguimos con el traslado del Seminario y pudimos restaurar el palacio arzobispal, San Carlos y hacer varias iglesias.

--Destacan sus buenas relaciones con los partidos gobernantes

--Sí, no he tenido ningún problema porque la Iglesia está siempre abierta a todos.

--Aunque a veces esa relación no sea fluida...

--Sí, a veces cuesta, pero me he visto siempre muy comprendido por los políticos aragoneses de todos los signos y a pesar del primer momento por el asunto del agua, estoy muy contento.

--¿Los bienes de la Franja volverán algún día?

--Ese asunto es mucho más complicado. No tiene fácil solución porque pasa por la voluntad política del Gobierno catalán, y si no la tiene, qué vamos a hacer. Hay que reconocer los acuerdos de la Iglesia con el Estado, pero si no se aceptan...

--¿Por qué no ordena el obispo de Barbastro que se aplique el exequatur?

--Se puede recurrir a todas las instancias, pero el problema está cuando se aplica la ley. Ha de haber una autorización expresa del Gobierno catalán. Y la Iglesia tampoco va a entrar a crear un conflicto mayor. ¿Qué vamos a hacer? No vamos a invadir Cataluña. Aunque algún día, no sé cuándo, se resolverá.

--¿Y la cúpula del Pilar?

--La cúpula del Pilar tiene solución, pero los tiempos que vivimos son recios. Cuesta alrededor de un millón de euros. Se podría conseguir, pero con tanta pobreza, no es momento de invertir en actividades promocionales y estéticas.

--A veces, se echa en falta desde la jerarquía eclesiástica mensajes para todos, no solo para los creyentes. ¿No cree que eso les acercaría más a la ciudadanía?

--Eso intentamos los obispos, pero cómo lo hacemos. Los medios de comunicación de la Iglesia no son poderosos. Damos comunicados constantes, pero no llegan. Y hace falta que la gente nos quiera escuchar.

--Por ejemplo, su opinión sobre los desahucios.

--Es dolorosísimo y tremendo. Deberían cambiar las leyes y arbitrar un sistema para que los bancos tampoco quiebren porque, a lo mejor, la quiebra de un banco produce unos males muy superiores que arrastran a más gente todavía. Es una cuestión compleja, pero hay que solucionarla. Poner en la calle a una persona que no puede pagar una hipoteca clama al cielo. Hay que cambiar las leyes, tiene que intervenir el Estado y toda la sociedad. Y hay que practicar más la caridad.

--¿Y de la corrupción?

--No tengo palabras. Deberíamos decirle a los políticos como les dijo Cristo a los soldados en el Evangelio: conténtense con su paga y vivan de ella, no sean corruptos. Y dénse por satisfechos, que otros no la tienen. Pero no solo a ellos, también a la sociedad entera porque es una bola que envuelve a medio mundo.

--Es una cuestión de codicia.

--Codicia, codicia. Y el séptimo mandamiento, que presenta el robar como algo intrínsecamente perverso. Crea un tremendo mal social. Pero ahí está el egoísmo, la ambición humana...