El fiscal Carlos Bautista mantuvo ayer su petición de hasta cinco años de cárcel por colaboración con ETA para los dos mandos policiales acusados del chivatazo del bar Faisán en 2006 y se mostró confiado en que si se les condena, ocurra como con José Amedo en los GAL y alguno de ellos hable.

Bautista se explayó durante casi una hora sobre las pruebas que le han llevado a procesar a Enrique Pamies, exjefe superior de Policía del País Vasco y actual comisario provincial en Huesca, y al exinspector de Álava José María Ballesteros, por revelación de secretos --pide 1,5 y 2 años de prisión, respectivamente-- y, alternativamente, colaboración con ETA (por la que pide 5 años).

El fiscal dejó claro que si les ha acusado de colaboración es por obediencia debida al fiscal general del Estado, Eduardo Torres Dulce, aún sin mencionarlo.

Bautista comparó la causa del chivatazo telefónico --dado supuestamente por Pamies a través de Ballesteros al presunto miembro del aparato de extorsión de ETA y dueño del bar Faisán, Joseba Elosua-- con el caso GAL que salpicó al Gobierno de Felipe González. A ambos los calificó de "chapucería nacional".

Lo hizo para dejar caer que hay indicios que "dan a entender que hay más personas" detrás del soplo, pero apostilló que no son lo suficientemente sólidos para que la Fiscalía haya ido "más arriba". "Vamos a esperar, en este caso, si hay una sentencia condenatoria, a que algún coimputado haga lo que pasó en el GAL con el señor (José) Amedo, es decir: hablar", afirmó, en referencia a la condena al exministro José Barrionuevo por el secuestro de Segundo Marey.

"Pues aquí a lo mejor es que cuando alguien juega a Harry el Sucio acaba convirtiéndose en Torrente, y es la peor de las opciones", ironizó en referencia al resultado del soplo.

DE LOS NUESTROS El fiscal defendió la rigurosidad de la investigación policial y de su acusación, mantenida pese a los condicionantes. Al respecto recordó que, en la vista del recurso por el procesamiento de los policías, oyó el ruego de que "tuviera en cuenta que el señor Pamies era uno de los nuestros". "¿En qué parte del Padrino dice eso Vito Corleone?", se preguntó entonces el fiscal.

Para Bautista, el propósito del chivatazo fue político, para frustrar la detención de un miembro del PNV, Gorka Aguirre, un tema "muy sensible" en plena tregua de ETA. "Me parece claro que se produjo, por medios criminales, ilícitos y delictivos, una coadyuvación a un objetivo que era legítimo: acabar con ETA mediante un proceso (de paz)".

En la cuarta y penúltima jornada del juicio --terminará el lunes--, las acusaciones (PP, AVT y Dignidad y Justicia) se ratificaron en las penas de hasta 10 años que pedían y las defensas, en su absolución.