Las intenciones del Gobierno central respecto a la planificación hidrológica estatal siguen ocultas bajo siete llaves. En cualquier caso, ningún dirigente estatal descarta el trasvase y todos se remiten a hablar de "participación", "consenso" o análisis de las necesidades globales.

La directora general del Agua del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente Liana Ardiles, fue la última responsable gubernamental en sumarse a ese argumentario ante las reiteradas preguntas de los medios de comunicación aragoneses que ayer le insistieron en varias ocasiones acerca de si el ministerio contempla esta posibilidad. Y más conociendo la apuesta decidida en su favor que en su día, allá por el 2000, hizo el actual ministro Miguel Arias Cañete. O tras oír la semana pasada las últimas declaraciones de la número dos del PP, Dolores de Cospedal, apostando abiertamente por un trasvase desde la cuenca del Ebro bajo el paraguas de que hay cuencas excedentarias.

Ardiles, que inauguró la conferencia anual de la Oficina de la Década del Agua de las Naciones Unidas que tiene su sede en Zaragoza, insistió en que la postura del Gobierno es cerrar primero el ciclo de planificación hidrológica (solo falta por conocer el plan de cuenca del Júcar, algo que podría aprobarse antes de abril) y solo después debatir en un gran proceso participativo las alternativas para atender las distintas demandas y necesidades hídricas en el Estado.

18 MESES DE PARTICIPACIÓN La directora general del Agua del ministerio no descartó ninguna alternativa, ya que "se pondrán sobre la mesa todas las opciones técnicas viables y necesarias" en un proceso en el que se buscarán "consensos" y que consistirá en 18 meses de participación.

Ardiles, que no eludió ninguna pregunta directa al respecto, insistió en la importancia de debatir sobre agua, como se hizo ayer en la conferencia internacional en el que se abordó la relación entre agua y energía, en un país, dijo, en el que hay "55.000 hectómetros cúbicos almacenados y el 40% de ellos se destinan a producción hidroeléctrica". Por este motivo, destacó la importancia de debatir sobre ello en un país como España "sometido a situaciones de estrés crónico y a abundancia también crónica" porque pasa de "situaciones de escasez a situaciones de avenidas" y con un consenso "amplio".

Solo entonces, se tratará de resolver cuestiones históricas como el abastecimiento a la población, la seguridad alimentaria mediante modernización de regadíos y el desarrollo sostenible. "Revisar los planes de cuenca significa abrir la puerta a consensuar con mayor rigor aquellos aspectos que no han sido capaces de cerrarse y abrir la puerta a la participación" para repartir el agua con "seguridad, equidad y sostenibilidad".