El vicealcalde de Zaragoza, Fernando Gimeno, se convertía ayer en el primer objetivo en las filas del PSOE de una protesta a las puertas de su domicilio. Un escrache como el que ya sufrieron en su día el portavoz conservador en el consistorio y diputado, Eloy Suárez, la consejera de Educación de la DGA, Dolores Serrat, o el diputado en el Congreso por Teruel Santiago Lanzuela, todos ellos en las filas del PP. Así que la novedad era que fuera por primera vez un socialista a quien le profirieran insultos y le recriminaran su labor junto a su casa.

El mismo ritual que en las anteriores ocasiones, con la única violencia de las palabras y un despliegue policial que llamaba más la atención que la propia protesta. Los agentes volvieron a requerir la documentación a muchos de los que allí se congregaron. Y algunos también estuvieron en su día junto al domicilio de los conservadores. Por aquello del interés partidista que se denunció entonces.

Así, los participantes de la protesta. al grito de Gimeno escucha, jardineros en lucha, o si eres tan valiente, da la cara, o ni un paso atrás, este conflicto lo vamos a ganar querían trasladarle al vicealcalde socialista todo el malestar acumulado, ya no porque no medie en el conflicto de la plantilla con la dirección de FCC, sino "que negocia con ellos y a los trabajadores nos deja de lado".

Así lo explicaba el presidente del comité de empresa de FCC Parques y Jardines, José Luis Muro, quien quiso dejar claro que esa protesta no estaba organizada por el personal sino "por el tejido social y sindical que nos apoya". Les respalda en la defensa de sus derechos y frente a medidas como la rebaja salarial del 21% que les aplicó la empresa a los dos meses de coger las riendas de la contrata.

Para Muro, esta "supuesta izquierda" está dejando de lado a los empleados, al mismo tiempo que les "hace pagar los recortes aplicados en el servicio". Y mientras se deteriora el estado de los parques y lo pagan los usuarios, el enfrentamiento sigue abierto con el ayuntamiento. Aunque puede que elegir un puente festivo para realizar ese escrache no fuera, precisamente, la fecha más efectiva para hacerse oir.