Paleontólogos de la Fundación Dinópolis han descrito por primera vez en la Península Ibérica un reptil marino de 3 metros llamado "simosaurus", a partir de los restos hallados en una excavación de Manzanera (Teruel).

Según informa la fundación en un comunicado, la mayor parte de los fósiles hallados en estos yacimientos corresponden a vértebras y costillas de este reptil, que pudo alcanzar más de tres metros de longitud y vivía en las aguas costeras del antiguo Mar de Tethys (precursor del moderno Mediterráneo), donde se alimentaría de peces.

Los fósiles del "simosaurio" de Manzanera son, además, algunos de los más modernos conocidos, ya que casi todos los restos de sus congéneres centroeuropeos proceden de sedimentos más antiguos, explican las mismas fuentes.

Para los científicos, este hallazgo permite confirmar que este depredador sobrevivió cerca de las costas ibéricas del Triásico más tiempo del que se creía antes de su extinción.

Los fósiles de Manzanera aportan además información sobre los diversos grupos de reptiles acuáticos que habitaron la Península Ibérica en el periodo Triásico, hace unos 230 millones de años.

Los hallazgos permiten saber cómo era esa zona hace unos 230 millones de años, cubierta por mares poco profundos habitados por varias especies de reptiles marinos, hoy extintas.

Estos hallazgos se describen en un artículo publicado en la revista científica internacional "Geobios" por un grupo de investigadores del Grupo de Biología Evolutiva de la Facultad de Ciencias de la UNED y de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis.

Los fósiles fueron hallados a finales del siglo XX aunque hasta ahora no se habían preparado y estudiado.

Entre los fósiles estudiados, continúan las mismas fuentes, también se encuentran varios elementos del caparazón de "placodontos ciamodontoideos".

Estos organismos marinos eran extraños reptiles que proliferaban en los mares del Triásico y eran parecidos a las tortugas, que apenas empezaban su andadura por la historia de la vida.

Los "placodontos" tenían un modo de vida muy especializado, pues se alimentaban de moluscos y otros organismos con concha gracias a unos dientes planos muy modificados.

Estos reptiles eran muy abundantes en los mares costeros de Europa, Oriente Próximo y China, pero sus restos son escasos y poco conocidos en España.

Los elementos del caparazón de los ejemplares turolenses tienen morfologías muy variadas, lo que podría indicar la presencia de varias especies de estos animales.

También se han descrito elementos vertebrales de "ictiosaurios", que son reptiles marinos habitantes de aguas abiertas, con un aspecto similar al de los actuales delfines. Los fósiles se cuentan entre los más antiguos de este grupo en la Península Ibérica.

Por último, se han hallado unos restos fragmentarios, pero muy informativos, destacan desde la fundación, que permiten reconocer material craneal de "temnospóndilos" (unos extintos anfibios depredadores de varios metros de longitud, habitantes de aguas dulces).

Todos estos fósiles muestran la presencia de una gran diversidad de vertebrados acuáticos, apenas reconocida anteriormente en el Triásico de la Península Ibérica debido su escaso registro fósil en este periodo geológico.