Los barrancos de Bailín y Sardas en Sabiñánigo, son dos de las zonas más contaminadas de Europa. El culpable es el vertido de 140.000 toneladas de HCH, un isómero tóxico resultante de la fabricación del pesticida lindano. Su uso agrario está prohibido desde el 2004. El Gobierno de Aragón ya ha invertido más de 45 millones de euros en abordar el problema. Y lo que queda. El propio consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad, Joaquín Olona, afirmó el pasado martes que la actuación global "es inabordable" a corto plazo.

Esta semana se ha desarrollado en Zaragoza un foro mundial de expertos para analizar, proponer y estudiar soluciones. El viernes visitaron la zona cero y muchos de ellos mostraron su estupefacción ante la magnitud de la afección medioambiental. En los terrenos afectados es obligatorio el uso de equipos de protección individual. Trajes blancos de protección, mascarilla, calzas de plástico para el calzado, guantes de nitrilo y gafas. "La dimensión del problema se ve desbordada por la presencia de numerosos acuíferos", reconoce la técnico de suelos contaminados del Gobierno vasco, Leyre Escolar, participante en el encuentro.

FASE DENSA

La cita de Zaragoza ha servido, principalmente, para presentar a la comunidad científica y empresarial las labores de oxidación del lindano que ya se prueban en un pequeño espacio acotado de 400 metros cuadrados. El uso de persulfato sódico asegura, según las mediciones experimentales, una reducción del 90% en los elementos contaminantes. Pero su uso requiere algunos requisitos difíciles de abordar. Para empezar es necesario eliminar cualquier vestigio de lo que se llama "fase densa", la manifestación más compleja del residuo.

Este deshecho es un líquido viscoso de color negro y con un olor penetrante, que recuerda lejanamente a la gasolina. El geólogo y responsable técnico de Calidad Ambiental de la DGA, Jesús Fernández, sostiene un pequeño bote con el producto en sus manos. Un solo litro puede dejar inútiles mil millones de litros de agua. Todavía rezuma en superficie los días de lluvias intensas, aunque su lugar natural suele ser bajo la masa de agua de los acuíferos. Se extrae lentamente con bombas para trasladar la masa a la planta de depuración y todavía contamina la parte despejada del vertedero viejo de Bailín.

Ecologistas en Acción ha sido la plataforma más activa en la denuncia de los vertidos descontrolados que comenzaron en los años ochenta con la puesta en marcha de la planta química de Inquinosa. El portavoz de la oenegé en Sabiñánigo, Mariano Polanco, lamenta algo que los científicos intuyen: "Las primeras medidas llegaron muy tarde y ahora estamos ante una obra grandísima, compleja y muy costosa, pero no tenemos más remedio que abordarla".

Una de las actuaciones más polémicas de las realizadas en Bailín fue el traslado de los restos de lindano a una balsa a pocos metros del vertedero viejo en el 2014. Durante el proceso las filtraciones llegaron al río Gállego diseminando partículas contaminantes por toda la cuenca. En la actualidad el vertido parece controlado y la balsa, que cuenta con varias capas impermeables de protección, espera con un sellado provisional en la superficie el desmantelamiento definitivo de la planta de Inquinosa para recibir las 100 toneladas de residuos de HCH y lindano que quedaron abandonadas en su interior.

"Esto no puede repetirse". La actual directora general de Sostenibilidad del Gobierno de Aragón, Sandra Ortega, también reconoce la magnitud del problema. Son necesarios fondos estatales y europeos, así como comunicación científica para abordar la solución. "El congreso de esta semana es una oportunidad para compartir esfuerzos tecnológicos", indicó. El próximo verano uno de los avances logrados gracias a esta colaboración tratará de frenar el avance de la contaminación.