36 años después del incendio del hotel Corona de Aragón de Zaragoza, una de sus 78 víctimas mortales sigue sin ser reclamada por ningún familiar o amigo y su identidad se desconoce. De hecho, el número 78 es su único registro.

Actualmente, este varón se encuentra enterrado en una fosa común del cementerio barcelonés de Montjuic. Hubo un tiempo que tuvo nombre, José Domingo Pujadas, pero, tal y como publica el diario La Vanguardia, un anuncio del juzgado de Zaragoza en el que se solicitaba colaboración ciudadana en la prensa hizo ver, a los familiares del verdadero Domingo Pujadas, que los restos que les habían entregado no les pertenecían. Llegaron a recibir dos cadáveres y llegó a haber dos sepulturas que respondían al mismo nombre. En el año 2000 la empresa que gestiona las pompas fúnebres en dicho campo santo catalán se percató de que nadie pagaba ese nicho y los restos los depositó en esta huesera.

Cuando realizaron dichos trámites salió un nuevo dato: este cadáver oficialmente provenía del tanatorio del hospital Vall d'Hebron de Barcelona y la causa de la muerte fue una enfermedad y no relacionada por un incendio.

Una incógnita más que rodea al caso. El juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu reabrió el 15 de marzo de 2013 la investigación y pidió a la Policía que informara acerca de si ETA pudo estar detrás del mismo, por el que murieron 78 personas y otras 113 resultaron heridas. La Audiencia Nacional dictó un auto en 1980 afirmando que no se acreditó que el suceso tuviera carácter terrorista y los hechos fueron sobreseídos en 1982 por la Audiencia de Zaragoza.

Sin embargo, en enero de 2009 el Tribunal Supremo reconoció en una sentencia el derecho de una de las víctimas a recibir la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo. En la noche de autos estaban hospedados la viuda de Francisco Franco, Carmen Polo, sus hijos y dos de sus nietos, así como numerosos miembros del Ejército.