Ocho meses después de que se celebrara el juicio por el robo de la escultura de bronce de Gustavo Adolfo Bécquer del castillo de Trasmoz, la jueza encargada del caso, María Pilar Alguacil, ha dictado sentencia. La titular del Juzgado de lo Penal número 7 de Zaragoza impuso un año y medio de prisión a Gregorio Alegría Pérez por la sustracción de este bien de carácter cultural y ocho meses de cárcel para F. S. C., que adquirió las pieza. Ambos se enfrentaban inicialmente a dos años de cárcel que solicitaba la Fiscalía y el abogado de la acusación, Santiago Palazón.

La sentencia considera que Gregorio Alegría Pérez, defendido por la abogada Carmen Sánchez, actuó «con ánimo de obtener un beneficio económico a costa del patrimonio ajeno». Así, fracturó el pedestal de piedra anclado al suelo y que servía de soporte a la estatua de bronce de Gustavo Adolfo Bécquer, del escultor Luis Ginés Martínez, y se apoderó de ella.

Alegría Pérez también se apoderó de una placa de bronce anclada en la pared del cementerio de Trasmoz que tenía grabado el rostro del escritor y parte de la quinta carta de la obra Cartas desde la cárcel. Además, «guiado por el mismo ánimo», arrancó una esfera y un libro de bronce que formaban parte de la escultura María Moliner, propiedad del Ayuntamiento de Novallas y situada en el complejo Santo Domingo de Guzmán de esta localidad.

Alergía Pérez y su pareja -que ha sido absuelta- fueron entonces a una nave de una empresa de reciclaje de Tudela para vender el bronce sustraído. Su titular, F. S. C., a sabiendas del origen ilícito de los objetos, compró parte de ellos.

La reposición de la estatua y la placa del cementerio de Trasmoz alcanza un valor, según tasación, de 35.000 euros. Respecto a la esfera de bronce de la escultura María Moliner de Novallas, esta fue recuperada y entregada provisionalmente al ayuntamiento. El valor del libro de bronce ha sido tasado en 915 euros y el valor de colocación tanto del libro como de la esfera sustraída de la escultura original asciende a 225 euros. El principal acusado tendrá que indemnizar con 35.000 euros al escultor y con 1.140 euros al ayuntamiento de Novallas.

La figura apareció en el 2014, troceada, junto a una chatarrería de Tudela, donde fueron detenidos los supuestos autores del expolio, la pareja de Tarazona acusada y al dueño de la chatarrería. Durante el juicio, Alegría Pérez manifestó: «Yo corté la estatua en trozos, durante todo un día, en la nave del chatarrero, pero no la robé».