La asociación de memoria histórica Pozos de Caudé localizó ayer en el cementerio municipal de Alcañiz los restos óseos de siete personas fusiladas en la guerra civil en la localidad bajoaragonesa.

Todos los esqueletos presentaban evidentes signos de haber recibido disparos y se apreciaba el tiro de gracia en la cabeza, según indicó Francisco Sánchez, de la entidad memorística. El hallazgo se produjo tras una semana de trabajos arqueológicos para localizar en el recinto funerario los enterramientos de varias personas asesinadas entre 1938 y 1940 por tropas franquistas durante el final de la guerra civil y primeros años de la dictadura.

Las excavaciones empezaron en septiembre pasado, bajo el amparo de las vigentes Leyes de Memoria Histórica y Democrática y tras la petición de varias personas de la localidad bajoaragonesa de Foz Calanda cuyos familiares figuraban en listas de fusilados en Alcañiz por afines a Franco.

Tiempo atrás, la asociación Pozos de Caudé solicitó y consiguió una subvención de 15.000 euros del Ministerio de Justicia para una segunda fase de prospecciones. A partir de ese momento, un equipo de ocho arqueólogos e historiadores y tres voluntarios encabezados por Javier Ruiz acudió al Archivo Municipal e Histórico de Alcañiz para recabar más documentación relativa a enterramientos de fusilados.

ANOTACIONES / Así fue como encontraron varios bloques de anotaciones y vales de enterramiento de los años 1938 a 1940 emitidos por autoridades franquistas que precisaban nombres y apellidos de fusilados, el lugar donde fueron asesinados y en qué fila y sepultura del cementerio de Alcañiz estaban enterrados.

Tras una semana de prospecciones, el equipo investigador halló ayer la primera fosa con esqueletos que presentaban claros signos de fusilamiento, como tiros de gracia en los cráneos y restos de cal viva, por lo que la entidad memorística considera que son víctimas de la represión franquista, una afirmación que se sostiene además sobre las pruebas documentales.

Entre 70 y 80 personas fueron fusiladas en Alcañiz y su comarca tras la caída de la ciudad en manos de las topas sublevadas en el año 1938.