Cuando decayó el estado de alarma, Calatayud volvió a ser confinada. "Fue un problema añadido a las dificultades que ya tenía el comercio y la hostelería, porque coincidieron varios fines de semana y festivos en Madrid que podrían haber sido un apoyo importante para la restauración", lamenta el primer edil bilbilitano, el popular José Manuel Aranda.

Aun así, el también médico de profesión, manifiesta que confía en el "nuevo camino" que abre la vacunación, y pone el foco en la necesidad de vacunar a los menores de 15 años. "Sanidad hasta ahora no los tenía en sus planes y son quienes más movilidad tienen, así que hay que vacunarles cuanto antes", reflexiona.

En el capítulo económico, Aranda destaca el efecto positivo que tendrá en la ciudad la parada del tren de alta velocidad de bajo coste de Renfe, el Avlo, a partir del 23 de junio. Pero también subraya las dificultades para gestionar la pandemia, y se muestra crítico, como otros alcaldes del PP, con las formas del Gobierno de Aragón a la hora de dirigir el plan de rescate a la hostelería.

"Al Gobierno de Aragón le ha llovido dinero del Gobierno central y de Europa. A los ayuntamientos, ni un euro. Y el dinero del Fondo Local ya estaba asignado en el presupuesto como un ingreso. A nosotros no nos llega el dinero del cielo", denuncia. Por eso, le plantearán al Ejecutivo de Lambán financiarlo a través de la deuda de "75.000 euros" que tiene la institución. Y urge una ley estatal para hacer frente a las restricciones sin estado de alarma. "Después de 14 meses de pandemia, tiene que plantearse ya", apremia el bilbilitano.

"Hubiera preferido levantar el estado de alarma con más vacunas puestas"

La alcaldesa de Ejea de los Caballeros, la socialista Teresa Ladrero. AYUNTAMIENTO DE EJEA DE LOS CABALLEROS

Ejea de los Caballeros es una de las localidades que ha estado confinada en más ocasiones durante la pandemia, lo que ha tenido como consecuencia un sentimiento de "agotamiento de los vecinos", tal y como lo define su alcaldesa, la socialista Teresa Ladrero. Detrás de estos cierres, considera la regidora, está la propia estructura del término municipal, con ocho barrios en una distancia máxima de 21 kilómetros, que lo que supone es que cuando suben los contagios en uno, repercute en toda la zona. "Hay muchísima movilidad entre los pueblos de Ejea, y como cabecera de comarca, la dependencia también es tremenda", explica.

Ladrero recuerda los primeros meses de coronavirus con un trabajo "ingente", un momento de "dificultad" ante la "desinformación inicial". "No éramos capaces de asimilar la pandemia", reconoce, y no oculta su preocupación por la gestión de la crisis posterior. "La soledad del alcalde existe siempre, pero ahora más todavía", asegura.

El impacto económico ha sido "fatal" en los negocios de la ciudad. Y el ayuntamiento lo ha sufrido con "un notable incremento del gasto y una bajada de ingresos importante". Además, ha destinado un millón en ayudas entre 2020 y 2021.

Con el fin del estado de alarma, la alcaldesa se muestra escéptica. "Hubiera preferido que hubiera un mayor nivel de vacunación antes de que finalizara", asegura. Y añade que después de esto "nada será igual: existe la necesidad de ayudarnos unos a otros".  

"La soledad del alcalde existe. Pides ayuda, pero el problema lo tienes tú"

El alcalde de Tarazona, Luis José Arrechea, en el balcón del ayuntamiento turiasonente. AYUNTAMIENTO DE TARAZONA

 

Tarazona ha vivido dos confinamientos perimetrales además del cierre total del inicio de la pandemia. El peor, dice su alcalde, el popular Luis José Arrechea, ha sido el último. "Estuvimos casi cinco semanas confinados y fue muy duro porque nos costó mucho cambiar la tendencia; tuvimos tres semanas de subida", rememora. "Los comercios, la hostelería, la economía en general se ha resentido muchísimo en una ciudad que es fronteriza y que vive de la movilidad", asegura.

La apertura de Tarazona coincidió con el levantamiento del estado de alarma, el 9 de mayo. "El cambio ha sido brutal. No estamos en una normalidad como nos gustaría, pero se nota otro ambiente y, sobre todo, una alegría que antes no se veía", asegura. Por suerte, el fin del estado de alarma no llevó a la capital del Moncayo "una explosión de nuevos casos", como se temían en un principio.

Todos estos meses de pandemia también han hecho mella en las arcas municipales. "El gasto en desinfección y limpieza se ha cuadruplicado, y hemos hecho una modificación del presupuesto de 1,2 millones de euros, con 400.000 € de ayudas para autónomos y pymes; 90.000 para familias en dificultades derivadas del covid; 150.000 para bonos de consumo en hostelería y comercio, 200.000 para Industria y 100.000 para Agricultura", resume el alcalde.

Unos meses en los que, más que nunca, ha sentido que "la soledad del alcalde existe: descuelgas el teléfono para explicar tu problema, pero cuando cuelgas, el problema sigue ahí", reflexiona. Ahora, con el milagro de la vacunación, todavía guarda una esperanza "aunque remota y difícil" de poder celebrar el Cipotegato.

"Todos pensamos que es el final, pero sigue primando la prudencia"

El alcalde de Alcañiz, Ignacio Urquizu, en la escalinata de las Cortes. CHUS MARCHADOR

 

Alcañiz lleva varias semanas registrando cero casos de coronavirus. Una realidad bien distinta a la que vivió la capital del Bajo Aragón a principios de año, con una incidencia disparada. "Vemos que las cosas van a mejor, tenemos a más del 50% de la población mayor de 55 años vacunada, y todos pensamos que es el final, pero sigue primando la prudencia", resume el alcalde socialista, Ignacio Urquizu.

Alcañiz ha sido la única localidad aragonesa que tuvo que medicalizar un hotel, cuando en la primera ola de covid-19 todos los recursos se vieron desbordados. "No sabíamos nada y había que resolver los problemas", recuerda. Aún así, para el regidor los peores momentos se vivieron después de la Navidad, cuando la localidad había vivido un verano y otoño próximos a la vieja normalidad. "Fue el peor momento, con el hospital colapsado y un tejido económico muy resentido por el confinamiento perimetral que firmó en febrero el peor mes de su historia", asegura.

Desde el Ayuntamiento de Alcañiz han intentado ayudar con dos paquetes de subvenciones a los sectores más afectados, uno después de cada confinamiento, de 350.000 euros en 2020, y 200.000 en 2021. "Muchas calles de Alcañiz han estado prácticamente peatonalizadas para permitir la actividad de la hostelería, hemos bonificado tasas... y entre lo que dejamos de ingresar y las ayudas, calculamos que hemos destinado 1,3 millones a la gestión del covid", explica. El 7% del presupuesto total.