Los sucesos graves que los periódicos recogen en sus páginas son un reflejo del panorama general de una época histórica. Y eso es lo que ha hecho el historiador y licenciado en Filosofía y Letras Francisco José Martínez en su libro Crónica negra de los antiguos partidos judiciales de Ateca y Calatayud, editado por el Centro de Estudios Bilbilitanos y presentado esta mañana en la Diputación de Zaragoza.

Sirviéndose de la prensa local y comarcal de aquellos años, de los registros municipales y de otras fuentes bibliográficas, Martínez viaja a unos años con un fuerte sentido del honor que daba lugar a hechos sangrientos por disputas sobre las lindes de los campos, riñas tabernarias y sucesos motivados por el alcohol y las rivalidades, como el asalto de Villalangua, protagonizado durante las fiestas por jóvenes de Moros durante las fiestas, que acabó con el primer pueblo arrasado y pajares en llamas, así como 24 detenidos.

"De todos los sucesos que he extraído destaco, por su especial interés, los procesos a los cargos públicos, los hechos violentos relacionados con la construcción de la línea férrea hacia 1863 y la fuerte actividad de los bandidos", ha explicado el autor de la obra.

180 sucesos de 42 pueblos

En total, el libro ofrece 180 sucesos de 42 pueblos distintos de la zona de Ateca y Calatayud, de unas décadas en las que había muchos más habitantes que ahora y que, si bien se caracterizaron por el progreso que trajo el tren, la mejora de las carreteras y la explotación de las minas, tuvo su lado oscuro en un aumento vertiginoso de la pobreza, el hambre y la emigración como consecuencia de guerras sucesivas y malas cosechas.

En la zona había y hay varios balnearios de gran prestigio que atraían a la flor y nata de la sociedad, desde reyes a políticos y banqueros, pero junto a ellos había una sociedad llana que a duras penas subsistía y con "un sentido del honor muy estricto".

Los delincuentes y autores de hechos más brutales eran condenados garrote vil, una forma de ajusticiamiento, ha dicho el autor, que no atraía a los habitantes de la zona debido a que consideraban de "escasa moralidad" ir a presenciarlos a la plaza pública, como pasaba en otras partes de España.

Hubo robos célebres y frecuentes asaltos a los trenes en el tramo más sinuoso, cuando reducía la velocidad antes de Calatayud. Menudeaban los salteadores de caminos, los cuatreros y los falsificadores de billetes hacían su agosto.

El parricidio de Torrelapaja

Especialmente doloroso fue el parricidio de Torrelapaja, cuyo autor fue capturado por la Guardia Civil en una brillante acción. La Benemérita localizó el cadáver de la víctima, una joven embarazada de 28 años, emparedada en la casa de su agresor, que era su padrastro, un hombre de 74 años que antes había tratado de violarla.

Otro caso célebre fue el ajuste de cuentas entre el marido y el amante de la molinera de Ariza.

"Eran años en los que muchas personas iban armadas con pistolas y navajas de forma habitual", ha señalado Francisco José Martínez.

Y había lugares peligrosos que todo el mundo evitaba, como el cerro de los Ladrones, en el pueblo de Moros, que tomó ese nombre porque era un lugar donde se tendía emboscadas para robar.

Algunos robos tenían algo de gamberrada, como cuando se llevaban los diarios que esperaban los suscriptores. O la desaparición de todos los jamones de una calle de Calatayud famosa por sus tiendas de alimentación.

Célebres bandidos

En medio de los sucesos casi anónimos destacan los protagonizados por bandoleros célebres, de allí o de fuera, como Chiripa o Joaquinón, que eran fruto de las dificultades para sobrevivir por la miseria y del acomodamiento a un modo de vida forajido que daba sus beneficios, según el escritor.

El papel de la Guardia Civil, garante del orden en una España con un arraigado sentido del honor, se ve ampliamente reflejado en Crónica negra. Por este motivo, Carlos Crespo Romero, general de división de la Benemérita y jefe de la octava zona (Aragón) escribe el prólogo, en el que pide al lector que rehúya una lectura "presentista" de la obra y se esfuerce en trasladarse mentalmente a los acontecimientos y lugares retratados por Francisco José Martínez.