La inclusión es una palabra que está en boca de la sociedad en los últimos tiempos. Sin embargo, en muchas ocasiones, se queda solo en una intención. No es el caso de Mari Cruz Deogracias, que cuenta con el mejor equipo posible para romper barreras y llevar a cabo el proyecto social Cielos de Ascara, que forma parte de Gardeniers, la rama agrícola y de apicultura de la Asociación Tutelar Aragonesa de Discapacidad Intelectual (Atades)

Desde que se puso en marcha el proyecto en 2019, han logrado recuperar centeno pirenaico autóctono en unas cantidades impensables cuando dieron sus primeros pasos. Más bien, cuando plantaron las primeras semillas. Durante el primer año, se dedicaron a recuperar esa semilla a través de la donación altruista de un particular de Santa Cruz de la Serós. Los 2.500 kilogramos de cosecha del año pasado se han quedado cortos en comparación con los de esta campaña, que precisamente fue recogida durante la tarde del martes. "Han salido más de los que esperábamos, que eran unos 4.000 kilos. Al final tendremos entre 6.000 y 7.000", señala Mari Cruz, que con estos número en la mano, abre la puerta a "incorporar más gente". 

Las hectáreas que se trabajan en la localidad jacetana de Ascara esconden una bonita historia. Constituyen el legado de una pareja del pueblo que murió sin descendencia y decidió dejar en herencia estas tierras en lugar de venderlas, con el objetivo de ponerlas en valor. Y vaya si se han puesto en valor. 

Si hay algo que todavía añade algo más de romanticismo a la recuperación de este centeno pirenaico son los otros dos integrantes de la iniciativa. Dos personas con diferentes discapacidades intelectuales, que forman parte de este trío de trabajo encabezado por la misma Mari Cruz, que ejerce de coordinadora de la iniciativa. Si bien es cierto que ella es la cabeza visible, destaca la capacidad de trabajo de sus compañeros: "Son la mano de obra, y si esto tira para delante es gracias a ellos". Desde coger el tractor hasta regar, "asumen todos los trabajos que implica el campo", comenta respecto a las labores que llevan a cabo en el terreno agrícola pero también de la apicultura.

El día a día de Mari Cruz

Su día a día es reconfortante, pero trabajar con ellos todavía lo es más, aunque algún día le cuesta tirar del carro: «Es muy bonito cuando los veo contentos. Para mí lo es todo, es como si fueran mi familia». 

No habrá que esperar hasta julio del año que viene para enfundarse el mono de faena y volver a recoger cosecha de centeno. En el mes de septiembre, se procederá a la recogida de boliche, que aunque también es producto autóctono, no se había llegado a perder y los esfuerzos se han centrado en reproducirlo en unas mayores cantidades.

Las buenas noticias no dejan de llegar a este humilde proyecto. La Fundación Carrefour va a aportar su granito de arena para adquirir un molino de piedra donde moler el centeno y obtener de este modo la harina. Hasta el momento, la cosecha se trasladaba hasta el molino de Pomar de Cinca.

La panadería Sayón de Jaca apuesta por este cereal SERVICIO ESPECIAL

Y claro. ¿Dónde acabará el trabajo de todo un año? Para ser precisos, en el número 18 de la calle Zocotín de Jaca: Panadería Sayón. Su propietario, Javier Ibort, se hizo el año pasado con unos 350 kilos de harina para elaborar este pan de centeno. El resultado, según Ibort, superó las expectativas: "Es especial, con un sabor algo más amargo, pero para mí es incluso mejor que otros". Su apuesta no quedará aquí y con vistas al futuro, pretende seguir introduciendo variedades locales: "Para comprarlo en otro lado, lo dejamos aquí y seguimos impulsando el producto autóctono, de la zona".

La inclusión, su gente y el futuro de la sociedad necesita más proyectos como Cielos de Ascara. Proyectos que logren la inclusión, pero de verdad. Porque lo importante son ellos, por encima de todo, y así lo siente y lo hace sentir Mari Cruz: "La agricultura es un medio para llegar al fin, que no es otro que la inclusión".