En la pequeña localidad turolense de Cuevas de Almudén (Cuencas Mineras), de apenas 140 habitantes, se va a poner en marcha una granja de gusanos. Detrás de esta curiosa iniciativa empresarial hay tres jóvenes de entre 35 y 40 años --José Luis Gresa, Ignacio Villarroya y Alberto Fandos--, que han visto una oportunidad en el sector de los insectos, en pleno auge a nivel mundial. Se trata de la empresa Just Bugs SL, dedicada a la cría de Tenebrio molitor, popularmente conocido como gusano de la harina, un coleóptero rico en proteínas y bajo en grasa, con el que se fabrican harinas para alimentación animal y, desde ahora, también para consumo humano.

El proyecto cuenta con ingredientes que lo hacen especialmente atractivo. Además de suponer una novedosa idea de negocio, se promueve en el medio rural con el objetivo de crear riqueza y empleo en una zona castigada por la despoblación. Dos de los tres personas que lo impulsan viven además en el municipio.

«Ha sido laborioso pero finalmente el proyecto será pronto una realidad», explicó Gresa a este diario. Inicialmente, Just Bugs iba a ser una granja de grillos, pero sus promotores cambiaron de planes después de que el Tenebrio molitor fuese aprobado para el consumo humano por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria en enero de 2021, siendo la primera vez que eso ocurría con un insecto. 

En el campo animal, la harina de este gusano se usa sobre todo como pienso en piscifactorias, pero también como comida para mascotas. La novedad es que ahora también puede utilizarse en alimentación humana. Su alto contenido en proteínas hace que sea un ingrediente ideal para, por ejemplo, barritas energéticas o en productos para dietas hipocalóricas.

Una inversión de 200.000 euros

La idea partió de Ignacio Villarroya, tras su experiencia como estudiante de Erasmus en Dinamarca. Allí, realizó investigaciones y prácticas en preparaciones alimenticias basadas en crustáceos. Para replicar la experiencia, «buscamos una especie que se pudiera producir en nuestro territorio», aclaró Gresa. «Vimos que podía tener futuro y nos embarcamos en el proyecto», agregó.

La nueva empresa cuenta ya con las autorizaciones precisas y van a empezar a levantarse las instalaciones entre finales de septiembre y principios de octubre. «Antes de marzo del año que viene tenemos que estar produciendo», subrayó. La inversión ronda los 200.000 euros, de los que en torno al 30% se esperan sufragar con los fondos europeos Feder.

Contará con una nave de 450 metros cuadros, hecha con cemento prefabricado, y una cámara que reproduce el hábitat natural de los gusanos. La producción estimada será de 7.000 kilos al año, aunque no está previsto alcanzar ese ritmo hasta dentro de cinco años, ya que "tendremos que ir creando la colonia a partir de los primeros gusanos que, al principio, dedicaremos sobre todo a reproducción". No obstante, Just Bugs prevé cubrir gastos desde el principio con las primeras ventas.

El ciclo natural del Tenebrio molitor es de 40 días en su fase larva, que es el momento en que resulta más aprovechable ya que, después "pierde proteínas y gana en grasa". El producto se suministrará de dos modalidades: en forma de harina o sin procesar, en partidas de gusanos congelados para su transporte.

Un puesto de trabajo

En su inicio, la empresa creará un puesto de trabajo, para el que se va a contratar a una persona. Los tres socios fundadores combinarán sus empleos actuales con la atención al negocio.

Gresa lamenta las trabas con las que se encuentra un emprendedor que quiera poner en marcha una actividad económica en el medio rural. Just Bugs se ha encontrado con dificultades especiales por su materia prima: "En la Administración desconocían este producto y no sabían dónde clasificarlo para los permisos o las ayudas", detalló.

Cuevas de Almudén es una localidad de 140 habitantes que, como todos los municipios de Cuencas Mineras, basaba buena parte de su próspera economía en la industria extractiva. La desaparición de esta actividad se ha visto suplida por las energías renovables, a través de un parque eólico y otro fotovoltaico, que son el sostén laboral de la localidad, junto a la tradicional agricultura de secano y el trabajo en los polígonos industriales de Utrillas, Escucha y otros núcleos cercanos.