La gran acogida que ha tenido la colección Memoria visual de Zaragoza ha motivado la publicación de la cuarta edición, revisada y ampliada, de los libros Los grises años 50 y Los prodigiosos años 60 que a finales de 2018 y principios de 2019, respectivamente, fueron los dos primeros títulos de esta colección. Un conjunto de obras de gran valor histórico fruto de una selección de fotografías del Gran Archivo Zaragoza Antigua (GAZA) trasladada de internet a las páginas de estos libros por los responsables de ese archivo, José María Ballestín Miguel y Antonio Tausiet, y acompañadas de textos inéditos. 

Desde mañana estos dos volúmenes estarán disponibles por solo 15 € cada uno con EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, en los puntos de venta habituales y en la tienda online.

Esta panorámica de imágenes y textos comienza con una introducción general a la década correspondiente, seguida de tres capítulos referidos a distintas zonas de la ciudad (Casco Viejo, Centro y ensanche, Barrios), un cuarto titulado Economía y transportes, y un quinto con distintos aspectos de aquella sociedad.

‘Los grises años 50’

En esta década Zaragoza experimentó un aumento de población hasta alcanzar algo más de 300.000 habitantes. Este incremento fue en detrimento de los pueblos y ciudades del entorno de Zaragoza, de todo Aragón e incluso de otras provincias, que iniciaron una tendencia a la despoblación y desvertebración del territorio que se agravaría en las décadas siguientes.

La importante llegada de inmigrantes campesinos nutrió los talleres e industrias en un desordenado proceso basado en el anteproyecto de Ordenación General de 1943 que sólo empezaría a ser planificado con el Plan General de Ordenación Urbana de 1959. De resultas de este proceso, Zaragoza comenzó a expandirse mucho más allá de los límites del tradicional centro urbano, en crecimiento irregular, sin el brillo de la vieja ciudad y sus ensanches burgueses. En paralelo, la capital se consolidó como el mercado principal de casi un centenar de pueblos cercanos, y el secundario de todo Aragón, lo que se traducía en una importante población flotante. Este incipiente desarrollo llevó aparejada la irrupción de medios de transporte más modernos como el ferrocarril y el tranvía.

Como consecuencia de la firma de los Pactos de Madrid de 1953, se iniciaron las obras de construcción de la Base Aérea norteamericana. Además de su impacto simbólico, la presencia de soldados estadounidenses supuso tímidos cambios sociales, que sobre todo se harían notar a partir de los años 60.

El movimiento cultural al margen de lo establecido tuvo presencia escasa y carácter minoritario. Es el caso del Grupo Pórtico de pintura contemporánea, creado en 1947 y con actividad en los 50; o de la tertulia literaria del Café Niké, refundada por Miguel Labordeta y su Oficina Poética Internacional. En estos años Zaragoza, al fin y al cabo una capital de provincias, permanecía instalada en la bruma, anclada en un pasado muy presente y fiel arquetipo de los grises años 50.

‘Los prodigiosos años 60’

Desde que en 1959 se sentaron las bases del I Plan de Desarrollo, la economía y la sociedad españolas atravesaron un proceso de profunda y acelerada transformación. Ello implicó el principio del fin de la agricultura tradicional, el éxodo rural masivo que despobló y desvertebró el campo, una intensa concentración poblacional en las ciudades acompañada de una urbanización desbocada, el crecimiento industrial y la mejora en las comunicaciones carreteras. Socialmente significó un avance en el nivel educativo, la incorporación de mujeres al mercado de trabajo y el tímido inicio de un proceso de secularización.

Se estaba gestando una nueva sociedad civil algo más dinámica, y en algunos sectores se comenzaba a percibir como una camisa de fuerza la pervivencia de un Régimen que no reconocía los derechos fundamentales. 

En Zaragoza ese proceso de transformación sociológica estuvo acompañado del inicio del boom del sector inmobiliario, que incluyó el arrasamiento de numerosos vestigios arquitectónicos del pasado. A finales del período, este fenómeno fue regularizado mediante el Plan Larrodera (1968).

De modo subterráneo, la respuesta política y sociológica vino de la mano, por un lado, del Partido Comunista de España, y por otro, de tímidas iniciativas críticas como la revista Esfuerzo Común (1960). 

En el campo cultural, sin connotaciones contrarias al Régimen, se puso en marcha la productora cinematográfica Moncayo Films (1961-1968), y se abrieron nuevas salas de cine comercial. Todo ello acompañado de una explosión demográfica sin precedentes, simultánea a la del resto del entorno occidental. Una época de portentos y maravillas.

La presente cuarta reedición de Los grises años 50 y Los prodigiosos años 60 ha sido impulsada y editada por EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, dada la gran acogida que desde el principio ha tenido esta serie de Memoria visual de Zaragoza, convertida ya y a falta sólo de las dos primeras décadas, en la enciclopedia gráfica de la historia de esta ciudad en el siglo XX.

La colección Memoria visual de Zaragoza la componen los siguientes títulos:

  • Los inquietos años 20
  • Los cruciales años 30
  • Los sombríos años 40
  • Los grises años 50
  • Los prodigiosos años 60
  • Los convulsos años 70
  • Los flamantes años 80 (agotado temporalmente)
  • Los pródigos años 90
  • Industria y comercio en el siglo XX