Aragón cuenta con una entidad dedicada a prestar asistencia psicológica y jurídica a los padres y madres de los presos de las cárceles de la comunidad en Zuera, Daroca y Teruel. La Asociación de Ayuda para Familiares de Internos en Prisiones de Aragón (Afipar), creada en 2017, se propone dar apoyo a los progenitores de reclusos cuando se ven enfrentados a una situación que les supera y causa mucho dolor.

Dotada con pocos medios y escasos miembros, la entidad pugna para darse a conocer entre las familias que tienen seres queridos en los centros penitenciarios. «Queremos ser más, ser más numerosas, para tener más peso, pues cuando se tiene un hijo en la cárcel es como si el mundo se te cayera encima», explica María, que preside Afipar.

Ella decidió crear en la comunidad un servicio que echó en falta cuando, en 2016, su hijo se vio envuelto en un crimen por el que fue condenado a 17 años de prisión. María, que tiene una hija y dos nietas, no se conformó con el veredicto de culpabilidad emitido por un jurado popular y ha recurrido a instancias superiores en un intento por conseguir la absolución. Y ha sido en esa lucha larga e incierta en la que se ha curtido y se ha dado cuenta de «lo mucho que cuesta sobrellevar» la situación cuando ya no hay posibilidad de cambiar las cosas en los tribunales.

«Pero nuestro objetivo principal no está dentro de la cárcel, sino fuera, dando apoyo psicosocial a los padres y madres de los reclusos», aclara la responsable de Afipar, que forma parte de Enlazados, una coordinadora de 16 organizaciones no gubernamentales que se proponen mejorar las condiciones de vida de los presos y su reinserción social.

A diferencia de esas asociaciones, la unión de madres de reclusos «no puede entrar de momento en los centros penitenciarios, pues su campo de actuación está en el exterior», subraya la presidenta. Con todo, las madres ya han establecido contacto con las máximas responsables de la prisión de Zuera, que se han interesado por su quehacer.

«Se trata de reunirse para hablar de nuestras cosas y de conseguir mejoras que hagan nuestra vida más llevadera», apunta María, que lleva a cabo una campaña para conseguir un medio de transporte que lleve a los familiares a la cárcel. «El coronavirus ha supuesto la implantación de unas restricciones en las cárceles que han agravado nuestra soledad al hacernos más difícil ver a nuestros seres queridos en los contactos vis a vis», señala.

Sin medios

«En muchos casos somos madres mayores, sin medios, y tenemos problemas para hacer oír nuestras necesidades», explica. Solo siendo muchas, sostiene, lograrán hacer oír su voz y es posible que consigan mejoras en el régimen penitenciario, aunque este no sea el propósito para el que se han constituido inicialmente.

Pero el trabajo de captación de nuevos miembros para Afipar topa con muchas dificultades, lo que hace que se resienta su capacidad de acción. «Se acercan personas que lo que buscan es conseguir dinero, ayudas de cualquier tipo, y que no entienden que nuestro objetivo no es económico, sino de ayuda mutua en unas circunstancias complicadas para cualquier familia», manifiesta.

Por todo ello María hace un llamamiento a que se una a Afipar todas aquellas familias aragonesas y de fuera de la comunidad que tienen hijos presos en las cárceles de la comunidad. «En nuestro caso es una gran verdad que la unión hace la fuerza», recalca.