A no otra conclusión se llega tras analizar el proyecto Bosque de los Zaragozanos, que abarca, hasta donde sabemos, un total de 900 hectáreas e incluye Campos del Canal, Las Planas y Montes de Peñaflor, entre otras áreas.

En efecto, el plan contempla primero la limpieza del terreno, arrasando con la «basura», como llaman a la vegetación natural a ras del suelo más los desechos arrojados por personas desaprensivas en el lugar. Esta limpieza se hace con maquinaria pesada, la cual compacta un terreno que ya era muy duro y dificulta el enraizamiento de las plantas.

Proyecto Bosque de los Zaragozanos. Dudas y preguntas

Como es de imaginar, al final de este proceso, cada árbol que se plante tendrá la mala suerte de estar rodeado de un páramo compactado, en vez de un ecosistema de vegetación natural y tierra vegetal que aportaba sombra, parapeto al viento, nutrientes y retención del agua.

Proyecto Bosque de los Zaragozanos. Dudas y preguntas

Demás está decir que esta situación de desprotección del suelo se acentuará en nuestro caso, debido a que nuestra región, como es bien sabido, está en una zona ventosa que dificulta mantener la estabilidad del suelo superficial alrededor de las plantas. Como es de prever, este suelo suelto en forma de polvo será arrastrado por los vientos intensos de nuestra región y depositado en los campos, ríos y en el aire de nuestra misma ciudad.

Como no podía ser de otra manera, la reacción de los grupos ecologistas ante tales decisiones, no se hizo esperar. Agrupaciones ciudadanas como Ecologistas en Acción, Amigos de la Tierra de Aragón, Asociación de Vecinos Los Sauces de Montecanal, ANSAR (Asociación Naturalista de Aragón), Animaletica y el Grupo de Medio Ambiente Distrito Sur han manifestado su desacuerdo en el método empleado y por ignorar la participación de la ciudadanía en el proyecto. Se habla de un proyecto colaborativo cuando la única opción disponible es el apadrinamiento monetario de un árbol a plantar.

Un tema incomprendido

La situación planteada por el proyecto pone nuevamente sobre la mesa no solamente los inconvenientes y la incomprensión del papel de la naturaleza en el destino de nuestro planeta, sino también la dificultad para lograr un entendimiento entre las administraciones públicas y la sociedad, que es, al fin y al cabo, la receptora final de estas decisiones ambientales. Pareciera que, equivocadamente, el monopolio del conocimiento resida solamente en sus oficinas.

En el caso que aquí nos ocupa, no han sido consultadas las asociaciones vecinales de la zona y en las dos reuniones que se han mantenido con grupos ecologistas, las decisiones estaban tomadas de antemano, es decir han sido reuniones informativas sin opción a modificaciones. Como hemos podido comprobar en la actuación de diciembre de 2021 en los Campos del Canal, las propuestas que se proponen parten del error conceptual de creer que la naturaleza se puede recuperar después de arrasar la vegetación natural, retirando en camiones la capa de tierra vegetal rica en materia orgánica, mientras se ha difundido que se enriquecerá el suelo con compost procedente del vertedero zaragozano. Tampoco se comprende que recuperar un espacio natural se limite a la plantación de un árbol, destruyendo la vegetación que lo rodea, naturalmente importante para la fauna de superficie del lugar. Es necesario incluir ese mundo subterráneo habitado por miles de insectos, microorganismos, bacterias u hongos que hacen posible la vida de una planta a nivel de sus raíces.

Estos organismos vivos, esquivos para el ojo humano, son una parte importante de cualquier sistema ecológico. Ellos airean el suelo, polinizan, controlan otros insectos y los parásitos de las plantas. Los escarabajos, por citar uno, son carroñeros y se alimentan de animales muertos y árboles caídos, reciclando nutrientes de nuevo hacia el suelo. Las hormigas, a su vez, actúan creando canales de aireación y de circulación del agua hacia las raíces. Obviamente, este proceso es el que termina creando el suelo orgánico superficial que ayuda al crecimiento de los árboles, y es un proceso que ocurre a lo largo de muchos años. Por lo tanto, destruir este suelo para luego plantarle un árbol que tendrá poco de qué alimentarse ahora o dentro de unos meses o unos años, nos parece un contrasentido y una insensatez. Sin embargo, parece que esto no se tiene en cuenta en el largo plazo que demanda la ejecución del proyecto.

Esta situación nos obliga a recordar que la tendencia actual en los países más desarrollados, se inclina a incluir el monte natural dentro del desarrollo urbano, con especies adaptadas al clima y plantadas respetando al medio ambiente existente. Los «corredores ecológicos», por ejemplo, conectan espacios naturales para así ayudar a las especies animales a desplazarse. Éstos señalan un progreso armónico entre humanidad y naturaleza, al compensar por la ruptura de la ecología que ejercen las ciudades, respetando la vegetación propia de la región. Obviamente, estas consideraciones son pasadas por alto en los planes de reforestación que aquí nos ocupan.

Hablemos de los animales

La extracción de la capa vegetal de tierra fértil y toda su flora con ella afecta a los árboles que serán plantados y a la fauna que en este territorio podría asentarse. Tanto los insectos como las semillas que había en los terrenos arrasados constituyen la alimentación de erizos, conejos, aves, ranas, y otros animales pequeños de nuestra zona. Muchos morirán al quedarse sin refugio y ante la escasez de alimentos, nada menos que en pleno invierno. Los erizos en particular, hibernan durante los meses fríos y se despiertan de vez en cuando para buscar comida o un refugio más caliente. Aquellos que hayan tenido la suerte de sobrevivir a la maquinaria pesada que se empleó para arrasar los terrenos, se despertarán ante campos diezmados de vida. A estos pobres animales, que ya lo tenían difícil antes, los hemos prácticamente sentenciado con esta manipulación artificial e innecesaria de su medio ambiente.

La erosión provocada

Dedicarle aquí unas líneas a este tema nos incomoda, porque creemos que no debería ser necesario. Pero, dada la incidencia que puede tener el arrasamiento de la vegetación para recuperar esos terrenos supuestamente degradados, nos vemos obligados a recordar lo que dicen los investigadores académicos sobre el tema de la erosión, o sea el empobrecimiento de la tierra causada por factores naturales, o en nuestro caso, por el ser humano.

Basado en un estudio llevado a cabo en 2008 (Journal of Vegetation Science) sobre los efectos de la erosión en las comunidades arbóreas del área comprendida entre el Ebro medio y los Pirineos, el Instituto de Ecología del Pirineo dice en su artículo Plants traits enabling survival in Mediterranean northeastern Spain suffering from soil erosion, que «la erosión del suelo tiende a reducir la diversidad de las especies, lo cual lleva al deterioro de la comunidad arbórea». Sostiene que «la erosión…. incrementa tanto el estrés como la frecuencia de perturbaciones que afectan a las plantas. Estos inconvenientes se manifiestan en una reducción del agua y de nutrientes debido a la desaparición del suelo orgánico, lo cual finalmente termina destruyendo las raíces (1).

A su vez, un grupo de investigación sobre degradación y erosión del suelo del Departamento de Geografía de la Universidad de Valencia, SEDER por sus siglas en inglés, dice que «la erosión del suelo causa alteraciones de la materia de superficie. Las partículas transportadas inducen alteraciones en los sistemas fluviales (ríos, arroyos, lagos) y en lugares de deposición (lagos, terrenos aluvionales, deltas). Los sedimentos transportados pueden contener substancias peligrosas para el medio ambiente originadas en sus orígenes, como ser zonas que fueron mineras, granjas o tierras degradadas... Por suelo erosionado se entiende la reubicación de material superficial del suelo, en gran parte agua, lo cual incluye la remoción, transporte y sedimentación».

Las investigaciones del SEDER fueron llevadas a cabo en Cáceres, Israel, los Pirineos centrales, los páramos (badlands) de España y las montañas del este de España.

Creemos que la seriedad de estas opiniones científicas vertidas nos exime de tener que realizar mayores comentarios sobre el tema.

A modo de conclusión

Lo aquí expuesto revela nuestra inquietud respecto a los trabajos de recuperación y reforestación enmarcados dentro del Bosque de los Zaragozanos en particular y en general de actuaciones sobre los terrenos por parte de los servicios de limpieza y mantenimiento del ayuntamiento por toda la ciudad.

Lamentamos no tener la oportunidad de presentar, como vecinos, nuestra visión acerca de los mismos para que la tierra, la flora y fauna que ya habita nuestra ciudad se pueda integrar dentro de este proyecto que anhela naturalizar nuestros entornos.

Nosotros, por nuestra cuenta, hemos hecho lo posible a nuestro alcance para salvar árboles de nuestros vecindarios desesperados por una gota de agua. Hemos estado regando cientos de ellos en etapa de adaptación al terreno y crecimiento para evitar que se los trague la marga arcillosa que los acoge, la cual no retiene la humedad por ser nuestra área de poca lluvia y porque cuando está seca es dura como el acero. Nuestro esfuerzo personal, acarreando baldes de agua para regarlos, ha hecho posible que cientos de ellos hayan sobrevivido hasta hoy. Creemos, con honestidad, que esto nos da derecho a opinar por lo menos acerca de una reforestación programada para plantar 700.000 plantas en los próximos 10 años.

Por lo tanto, conociendo por experiencia propia la dificultad del terreno para sustentar la existencia de estas plantas, es por lo que creemos que lo que se está haciendo no responde a los criterios actuales de protección del medio ambiente. Arrasar el suelo orgánico para luego plantar un árbol que va a estar rodeado de un páramo, sin vegetación que lo proteja, máxime en una zona árida como la nuestra, con un clima extremado, árido y ventoso.

Ante tales variables, impredecibles por cierto, estimamos que lo mejor es recobrar la naturaleza recurriendo a sus mismos recursos, a sus propios árboles y arbustos. Esto garantizaría en parte que el proyecto salga adelante. Por nuestra parte, no cesaremos en el empeño de que este proyecto, llamado colaborativo, atienda las peticiones de las asociaciones ecologistas y vecinales de nuestra ciudad. Acaba de constituirse la Mesa de Participación del Bosque de los Zaragozanos, ojalá sirva para que se conozcan los proyectos en el momento inicial, cuando es posible realizar aportaciones, sean estudiadas y valoradas por el personal técnico y respondidas, tal como contempla la ley de derecho a la información y participación en materia de medio ambiente. 

(1) (https://www.researchgate.net/publication/227793862_Plant_traits_enabling _sur-vival_in_Mediterranean_badlands_in_northe-astern_Spain_suffering_from_soil_erosion )