Hace un año y tres meses que Conchita Oliver duerme cada noche acompañada por una máquina que le salva la vida. Literal. «Si no me conecto, me muero. Es así de simple y no tengo otra alternativa», cuenta a este diario.

Esta vecina de Zaragoza está en lista de espera para someterse a un trasplante de riñón y la diálisis en casa, hasta que llegue la intervención, le permite tener cierta calidad de vida. Sin embargo, la subida del precio de la luz le merma el gasto económico. «Me tiene que llegar la factura y ya estoy temblando. Calculo unos 30 o 40 euros más, pero tampoco me puedo negar a pagarlo. No tengo alternativa», cuenta.

Sus riñones no funcionan y la diálisis, mediante la introducción de agua en el peritoneo le ayuda a limpiar y depurar la sangre. «Lo tengo que hacer todos los días de la semana, siete horas al día. Hay gente que está 9 y 10 horas, así que su gasto ahora será mayor», explica Conchita.

Tampoco las realidades de todos los enfermos renales son iguales. «Hay muchas personas mayores con este problema, con una pensión muy baja, y ahora les sube la factura un poco más por la diálisis cuando quizás no ponen la calefacción por no pagar más», dice. «Hay gente que no llega a final de mes y me han comentado que hay quien se está planteando dejar el tratamiento porque no puede pagar. Es muy triste», añade.

"Una subida puntual vale porque todos la sufrimos, pero esto se prolonga en el tiempo y no es normal», señala

En Aragón no se dan ayudas a estos pacientes, pero desde Alcer Ebro sí aconsejan a los enfermos renales. «Están pendientes de nosotros. La nutricionista, la trabajadora social... pero claro nada sustituye la opción de enchufar o no la máquina. La alternativa sería ir al hospital, pero precisamente la diálisis en casa se solicita para tener más autonomía y poder conciliar», argumenta Oliver.

La paciente considera «una vergüenza» el precio que están cobrando las compañías eléctricas. «Deberían darse cuenta de que no lo han hecho bien, ser más solidarias y empáticas con la población enferma o más vulnerable. La gente que necesitamos la luz para seguir viviendo deberíamos tener una tarifa más barata», dice.

Y pone como ejemplo también a las personas que requieren de oxigenoterapia en casa. «Una subida puntual vale porque todos la sufrimos, pero esto se prolonga en el tiempo y no es normal», reivindica esta paciente.

Hy casos que están concentrando sus sesiones en fines de semana porque es cuando hay una tarifa más económica.

En su caso, ella trabaja durante el día y es por la noche cuando hace el tratamiento. Lo hace por conciliar, pero hay casos que están concentrando sus sesiones en fines de semana porque es cuando hay una tarifa más económica. «A veces la tensión me baja y me encuentro peor, por lo que haciéndolo por la noche me evito tener que ir a trabajar con malestar», dice.

Más allá del precio de la energía, está «encantada» con esta diálisis en casa. «Para mí todo es beneficio. Me conecto, me pongo a dormir y estoy tranquila porque si hay algún problema, la máquina pita. De vacaciones me la llevo sin problemas y me da independencia. De otro modo, tendría que ir a hemodiálisis al hospital, tres días a la semana, a estar cuatro o cinco horas en una camilla. No hay comparación», relata.

Para solicitar la diálisis en casa basta con acudir al servicio de Nefrología del hospital y explicar la situación, siempre y cuando haya opción. «Yo les dije que quería trabajar. Hay opción de usar unos intercambios manuales, pero eso también te limita una vida normal», dice.