Actualidad, cuentos, fábulas, consideraciones y pensamientos que intentaban transmitir esperanza en una época muy incierta. Eloy López Gurría escribía cada día mensajes que leían más de 600 personas, que a su vez reenviaban a otras. El objetivo era que todos aquellos mayores de Aragón que forman parte del Consejo aragonçes de las personas mayores (Coapema)y que están en su grupo de wasap no se sintieran solos. Todas esas claves se recogen en el libro Diario de una pandemia, editado por Coapema, que se ha presentado esta mañana en el Instituto Aragonés de Servicios Sociales.

Junto al autor, han asistido, entre otros, el secretario general técnico de Ciudadanía y Derechos Sociales, José Antonio Jiménez; el presidente de Coapema, Teodoro Corchero; y Digna María Lajusticia, una de las personas que leyó a diario estos mensajes.

En estos momentos que se avecinan, procuraremos no estar ociosos. Colaborar en las faenas del hogar (…). Es una oportunidad única para que la convivencia salga reforzada fue el primer mensaje que escribió Eloy, miembro de Amuez, la asociación de la Universidad de la Experiencia el 26 de marzo de 2020, cuando los mayores y todos los aragoneses estábamos confinados. A partir de entones, uno cada día, hasta el 1 de mayo de ese mismo año: Se relaja el confinamiento y nuestra clausura toca a su fin. Poco a poco cambiaremos el pasillo por la calle y nuestros días serán más llevaderos. Usaremos menos las redes sociales y los WhatsApp se moderarán y volverán a la normalidad. Los mensajes se cortaron entonces pero en octubre, con una nueva onda pandémica, se reactivó el grupo: Tócala otra vez, Sam, decía. Si la primera parte fue “más sentimental”, esta segunda hablaba más de "actualidad y de pandemia”, cuenta Eloy, que estudió Publicidad, pasó su vida trabajando en la Industria pero estudió después en la Universidad de la experiencia y aprobó el curso de Literatura contemporánea

Cuenta que como la fábula aquella que un borracho tras ser felicitado por llevar tres meses sin beber lo celebra emborrachándose, los mensajes que escribía servían para que la gente “no saliera con excesiva alegría” porque ya sabían lo que había pasado, cuenta el autor, quien reconoce que esos wasaps servían para animar pero a la vez para él también eran “una terapia” y un “antídoto” para combatir la soledad de aquellos mayores que o bien estaban o bien se encontraban solos.

Decenas de personas han asistido a la presentación. ANDREEA VORNICU

Digna María del Pilar Lajusticia fue una de esas mujeres a las que leer los mensajes de Eloy le daba “alegría". Los leía “nada más levantarme, ni desayunaba ni nada”, reconoce. Los leía y releía porque “me daba ánimos”, señala, antes de asegurar que de Eloy pensaba: “O lee mucho o piensa mucho". A esta mujer, que pertenece al Club social 33, le ayudaba también “a reflexionar sobre lo que pasaba. Leía y recapacitaba” y cuando estaba “alicaída me ayudaba a levantar el ánimo”, señala. A veces, compartía los mensajes con su marido, pero la mayoría “como mucho se los dejaba leer porque está muy sordo”, señala con ironía.

Recuerda varios mensajes que le llamaron especialmente la atención, y recuerda uno en el que Eloy escribía sobre la gente del pueblo y le daba ánimo “para que no se sintieran solos pero yo creo que allí había todavía no había llegado el bicho y en los pueblos estaban mejor que los de la ciudad”.

El libro lo ha editado Coapema y se podrá conseguir en todas las actividades que organizan. Para su presidente, Teodoro Corchero, esta iniciativa surgió para “hacer compañía” porque en el tema sanitario "poco podíamos hacer”. Esa compañía la siguen fomentando a través también de la red social (ya no en forma de diario) sino que envían dos o tres correos todos los días.

Hemos entrado en época vacacional y creo que es el momento para decir hasta luego en esta edición de los Diarios de pandemia (…). Como siempre, y ahora más que nunca, Cuidaos mucho . Recordad que la caricia del afecto ahuyenta la soledad, concluye el libro en un mensaje el 30 de junio del año pasado. La lucha para combatir la soledad entre los mayores continúa.