«Llevamos dos días aquí y no nos ha faltado de nada. Estamos genial, como en casa. No nos ha faltado de nada». Habla Jesús Romero, un vecino Alhama de Aragón que ha sido acogido en el pabellón polideportivo de Nuévalos hasta que el incendio de Ateca les permita volver a su casa. Le acompañan dos pequeñas y su mujer. «Estamos súper agradecidos al Ayuntamiento de Nuévalos y a todo el mundo de aquí por toda la atención que nos han prestado», comenta otra mujer a su lado.
Pero Jesús era solo una de las decenas de personas que este jueves estaban comiendo en el polideportivo. Allí se han quedado varias familias de las que fueron desalojadas de los pueblos de la zona. Comen, cenan, duermen y comparten ratos hasta poder regresar a sus hogares.
«Se ha volcado todo el pueblo», decía el alcalde de Nuévalos, Manuel Peiró. El consistorio ha sido el encargado de coordinar la atención a los trasladados hasta el pabellón, pero sin la ayuda de los vecinos no hubiera sido posible. Organizados, repartían comida (migas con huevo) para los que allí se quedan estos días. «Y ayer tuvimos paella. Nos la traen del balneario, que también se han portado muy bien», contaba.
El primer día, cuando los vecinos de Alhama y otros municipios tuvieron que salir corriendo de sus pueblos, los vecinos de Nuévalos se encargaron de buscar colchones para que los desalojados no tuvieran que dormir al raso en el pabellón. «Ayer (por el miércoles) ya vino la Cruz Roja y trajo las camillas estas. Hoy ya queda menos gente, porque han ido buscándose como marchar. Como el AVE y la autovía ya abrió, han podido irse», cuenta el alcalde. Y es que en toda la zona había muchos turistas de paso a los que el incendio les pilló de vacaciones.
«Los jóvenes son los que se quedaron a dormir aquí porque para la gente más mayor no es tan cómodo y la gente les ha ofrecido quedarse en sus casas y habitaciones. Y por las tardes hasta hemos puesto música y todo para pasar el rato», decía Perió mientras seguían sirviéndose raciones de migas que la gente degustaba encantada.
«Esperamos que esta tarde nos digan de volver. Es una angustia cuando tienes que irte porque sientes que no sabes lo que va a pasar. Ahora estamos ya más calmados, en parte por lo bien que nos han tratado», resolvía el vecino de Alhama.