La cubierta oeste del Pilar está en obras por filtraciones de agua

Se sustituyen cuatro vigas de 8,60 metros de madera que estaban afectadas

El andamio no está sujeto a la fachada del Pilar sino que se sostiene solo.   | EL PERIÓDICO

El andamio no está sujeto a la fachada del Pilar sino que se sostiene solo. | EL PERIÓDICO / IVÁN TRIGO

Iván Trigo

Iván Trigo

El Pilar está en obras. Desde hace algunas semanas hay operarios que trabajan en una parte de la cubierta oeste, la que da a la calle Florencio de Jardiel. Los trabajos se encargaron tras haber detectado signos de humedad en la sacristía de la capilla de San Judas y ahora es la empresa GJG la que se está encargando de la rehabilitación.

Fue el pasado 17 de abril cuando se iniciaron las obras. En concreto, se está actuando en el andador exterior de la cubierta oeste de la basílica, una zona habilitada para poder realizar labores de mantenimiento en la parte superior del templo. Las obras están consistiendo en la extracción de cuatro vigas de madera de 8,60 metros de largo y en la inserción de cuatro nuevas que las sustituyan. Además, se va a restaurar respetando la forma y aspecto de la falsa cubierta.

«Debido a un problema de filtraciones de agua se observó, en primer lugar, signos de humedad en la sacristía de la capilla de San Judas, por lo que se procedió a realizar un proyecto técnico para la rehabilitación», explica Guillermo Jariod, de la empresa GJG, que está llevando a cabo las obras.

Pero al tratarse de un edificio patrimonial y de gran envergadura, «hemos tenido que ir solucionando problemas y arreglando cosas según nos las hemos ido encontrando», señala. «Rehabilitar un edificio así es como una cirugía. Cuando abres al paciente nunca sabes lo que te vas a encontrar», añade.

La parte que más dificultades conlleva es el montaje de un andamio interior de la falsa cubierta de la capilla de San Judas así como la extracción e inserción de materiales con minucioso detalle. Pero la complejidad de los trabajos se dio desde un primer momento, porque debido al estado de las fachadas del templo no era viable anclar un andamio para poder acceder a la cubierta de la basílica.

Se podrían haber insertado anclajes y después cubrirlos, pero dado que esto ya se ha hecho en otras ocasiones, la pared ya muestra signos de debilitamiento, por lo que se evitó.

Por eso se ha optado por montar un andamio que se sostiene por sí mismo. Tiene 16 metros de altura por cinco de ancho y su forma le permite aguantar impactos y la fuerza del viento sin necesidad de estar sujeto a ninguna otra estructura. Y sirve tanto como para el acceso de los operarios a la zona de intervención como de montacargas. Además, para poder trabajar con seguridad, se han instalado líneas de vida y se han tenido que asegurar que la cubierta soporta el peso de los nuevos materiales.

Estos trabajos, por otro lado, no tienen nada que ver con los problemas detectados en dos de las cuatro torres del templo. En mayo de 2022 se desprendieron unos cascotes de la torre noreste, la que da al paseo Echegaray y está más pegada al Ayuntamiento de Zaragoza. Y en septiembre del año pasado los bomberos tuvieron que intervenir para retirar una piedra suelta en la torre suroeste, en el mismo lado pero en la plaza del Pilar. Desde entonces, sigue vallado el entorno de esta torre, lo que durante las Fiestas del Pilar obligó a restar espacio a la plaza pese a la afluencia de gente.