Andar solo, de madrugada y de jueves a domingo se ha vuelto peligroso en las últimas semanas en el zaragozano barrio de Delicias. El goteo incesante de robos violentos sufridos por hombres, principalmente, han encendido todas las alarmas en la Policía Nacional puesto que ya puede considerarse que está habiendo una oleada de asaltos en los que las víctimas son agredidas para sustraerles todo lo que llevan encima. Sobre todo, el móvil.

Este tipo de hechos delictivos se concentran en dos zonas, especialmente. En la avenida Madrid y sus calles adyacentes, y en el parque Delicias. El objetivo de los asaltantes sería diferente, según pudo saber EL PERIÓDICO DE ARAGÓN.

Los robos violentos ocurridos en las inmediaciones del paseo Calanda se están produciendo desde las horas de cierre del ocio nocturno hasta las primeras de la mañana cuando todavía hay pocos viandantes en la calle. El modus operandi es siempre el mismo, escogen a sus víctimas, bien porque estén distraídos con el teléfono móvil en la mano o porque estén bajo los efectos del alcohol. Entonces, son abordados y mientras uno le da un empujón que le tira al suelo o le pega un puñetazo en la cara, el otro individuo le sustrae la cartera y el teléfono móvil. Noqueadas sus víctimas, los sospechosos salen corriendo. Testigos de alguno de estos robos violentos han presenciado el momento en el que los responsables se dispersaban en diferentes direcciones, accediendo uno de ellos a un garaje donde se cambió de ropa. Así pasan luego desapercibidos.

La violencia que emplean a la hora de asaltar a las víctimas es tal que muchas han acabado en el hospital con, por ejemplo, la rotura de la nariz.

En el parque Delicias

En el parque Delicias y su entorno también están aconteciendo en las últimas semanas atracos, principalmente, a jóvenes que quedan en esta zona ajardinada de la ciudad para pasar la tarde o para consumir bebidas alcohólicas.

Los autores no serían los mismos. De hecho, este lugar es considerado por la banda latina Black Panther como su territorio, por lo que una de las hipótesis es que puedan estar detrás como método de financiación del grupo.

Lo que une a unos y a otros es su interés por los teléfonos móviles más que por las carteras. Buscan robar e irse corriendo en el menor tiempo posible. Desde que comenzara la crisis del coronavirus el uso de la tarjeta de crédito como método de pago se ha incrementado y eso lo saben los delincuentes, ya que el dinero que hay en una cartera es siempre una incógnita.

No pasa lo mismo con los teléfonos móviles, ya que en una tienda de segunda mano pueden lograr más de cien euros, además de darles una rápida salida. No pueden permitirse ser pillados con el botín, aunque en muchas ocasiones se defienden asegurando que ellos no los han robado, que los han comprado o se los han dejado. Hecho que sería constitutivo de un delito de receptación, cuya pena es más laxa.

Estos asaltos están siendo investigados por el Grupo de Robos con Violencia de la Jefatura Superior de Policía de Aragón que trata de erradicarlos.

Un problema de seguridad ciudadana que se une al de las bandas juveniles que el pasado fin de semana derivó en una macrorredada en la que hubo 626 identificados y dos detenidos a los que buscaba la justicia, 21 actas de sustancias estupefacientes, otra por tenencia ilícita de armas, 38 por infracción a la Ley de Extranjería. No será la última.

En la capital aragonesa hay dos, los Dominican Don’t Play (DDP) y los Black Panther. La Brigada de Información y el Grupo de Menores (Grume) de la Policía Nacional se afanan en identificar a sus integrantes para desmantelarlos.

Una tarea nada fácil puesto que las bandas juveniles cada vez lo son más, nutriéndose de adolescentes de 14, 15 y 16 años. Se aprovechan de la vulnerabilidad de los menores, sobre todo de la facilidad de adoctrinarlos y de que la ley es más laxa con ellos. Los parques de la ciudad y los centros escolares como los lugares escogidos por la figura del captador. También lo hacen, y cada vez más, a través de las redes sociales, especialmente Instagram.