El director británico Mike Newell, autor de Cuatro bodas y un funeral y Donnie Brasco, entre otras, estrena hoy en España su adaptación de una de las novelas más célebres de Charles Dickens: Grandes esperanzas o la peripecia del huérfano Pip, que gracias al patrocinio de un misterioso benefactor logra abrirse camino en las clases altas londinenses.

--¿En qué medida es Grandes esperanzas una reacción a su anterior película, Prince of Persia (2010), que no tuvo una buena acogida?--En buena medida. Hacer cine en Hollywood es muy doloroso. Tus ideas pasan por demasiados despachos y acaban desmenuzadas, convertidas en papilla. En el caso de Prince of Persia, los productores no sabían qué hacer con la película y no fueron capaces de comunicarse conmigo. Tampoco creo que tuviéramos una historia sólida. Hacer Grandes esperanzas me ha permitido volver a Inglaterra.--¿No le importó que Grandes esperanzas

Prince of PersiaGrandes esperanzas

--¿No le importó que ya haya sido llevada a la pantalla?--Francamente, no. Hamlet es adaptada media docena de veces cada año y, no pasa nada, algunas de esas versiones son estupendas. No me importa confesar que vi todas las versiones previas de Grandes esperanzas y que robé un poco de todas ellas.

Grandes esperanzas

--Actualmente la moda es tomar novelas clásicas y reinventarlas radicalmente. Su película, en cambio, es una adaptación más bien convencional.--Lo sé. Recuerdo que un día me encontré con Alfonso Cuarón y, cuando le expliqué que estaba preparando esta película, trazó un crucifijo con sus dedos y gritó: '¡Woah!'. Después de todo, él ya reinventó Grandes esperanzas en su día en un contexto contemporáneo. Yo no quise hacer una reinvención radical, sino más bien enfatizar los elementos de la novela de Dickens que tienen resonancias en el mundo actual.

Grandes esperanzas

--¿Qué elementos son esos?--El Londres de mediados del siglo XIX era brutal, mugriento y hostil, justo igual que nuestro mundo. Además, la forma que todos los personajes tienen de relacionarse con el dinero es muy vigente. Su protagonista, el joven Pip, está dispuesto a sacrificar su amor por medrar socialmente. Solo porque tiene dinero cree que es un gentleman, pero no lo es, y con el tiempo descubre que esa ilusión lo está destruyendo.

--Usted considera a Pip un álter ego de Dickens, ¿por qué?--Es su personaje más autobiográfico. Pip es una persona perfectamente decente que hace cosas aberrantes y, a través de él, Dickens confiesa ciertos pecados personales. Dickens siempre se consideró a sí mismo un impostor. Que abandonara a su esposa y a sus 12 hijos por una veinteañera no ayudó.

--Todas las películas que usted ha hecho son muy diferentes entre sí. ¿No repetirse es para usted una prioridad artística?--Todas mis películas están conectadas. En todas tomo a una persona decente y la enfrento a situaciones imposiblemente complicadas para ver cómo trata de luchar contra ellas. En Cuatro bodas y un funeral Hugh Grant es un buen tipo con un problema: es incapaz de comprometerse. Johnny Depp en

Cuatro bodas y un funeralDonnie Brasco