John Boynton Priestley dijo en una ocasión que «la comedia es la sociedad que se protege a sí misma con una sonrisa». La Escuela Municipal de Teatro de Zaragoza es ese lugar en el que la comedia cobra vida año a año desde hace 37 cursos. «La comedia es para reírse de todo, es para hacer una burla a la sociedad, a los ricos, a los pobres... Parece que es fácil pero es muy difícil, aunque al final vale la pena cuando consigues que la gente se ría», manifestó Sara de Leonardes, alumna de la escuela de teatro.

Ayer, el teatro se volvió a llenar de vida con la llegada de nuevos alumnos, de otros que comienzan el segundo curso y de quiénes ya han terminado su formación pero no han querido perderse la bienvenida del nuevo curso. Una bienvenida que lejos de parecerse a la de las universidades, institutos o colegios, estuvo ambientada con música, disfraces y risas.

Todo ello unido bajo el nexo de la comedia. Los alumnos de segundo amenizaron el inicio del curso con una representación en la que trataron de sacar sonrisas: «En la comedia del arte se quiere mostrar la jerarquía entre las clases sociales y que todas estuvieran representadas. La comedia del arte son los orígenes de nuestro teatro, no solo de comedia sino de todos los tipos. Por eso hemos querido trabajar este género», explicó Alberto Castrillo-Ferrer, profesor de la Escuela Municipal de Teatro.

El resultado ha sido una comedia breve; mitad trabajada, mitad improvisada y cuyos protagonistas han sido «personajes tipo que se llevan a un extremo y se pueden encasillar», según Sara de Leonardes, en unos moldes. «Así, cuando hagamos personajes menos extremos ya sabremos cómo movernos, hablar, comportarnos, opinó de Leonardes.

La alumna de la escuela y actriz Sara de Leonardes explicó cuál había sido el proceso de elaboración de la pieza hasta el momento de ser representada: «Empezamos leyendo sobre la comedia del arte hasta que nos repartimos los personajes. Entonces empezamos a trabajar la relación entre los personajes que están en el escenario. Trabajas por ejemplo la jerarquía entre ellos o si están enamorados y de ahí nacen las improvisaciones y surge lo que se desarrolla en escena».

En sus 37 años de vida, por sus aulas han pasado una parte muy importante de las actrices y actores profesionales de Aragón. La Escuela vuelve a abrir sus puertas para una nueva generación de artistas: «Hacer cualquier tipo de teatro es una forma increíble de despejar cabeza y alma. La vida tendría que ser más una obra de teatro, aunque en el fondo lo es, porque las relaciones sociales al final son teatro», concluyó Sara de Leonardes, alumna que este viernes comenzará su segundo año en la escuela.