Piedras, sillares, cornisas y escombros forman parte de Elementos para un discurso, la última exposición de Antonio Fernández Alvira, que será posible visitar hasta el próximo 29 de marzo en la sala 00 del IACC Pablo Serrano de Zaragoza. La muestra de este artista aragonés, compuesta de una quincena de piezas, utiliza los escombros para componer instalaciones y esculturas que forman una ilusión colectiva en la mente del público y para expresar cómo el poder de la imagen puede llevarnos a interpretaciones engañosas.

Al acto de inauguración de esta exposición ha asustido, además del artista, Víctor Lucea, director general de Cultura. Lucea destacó la labor del escultor y su papel dentro de la cultura aragonesa: «La exposición supone una contribución importante al ritmo de crucero de crecimiento en la cultura aragonesa, y más en concreto en el Pablo Serrano», ha expresado.

Para ello, el artista se vale de materiales basados por escombros para formar instalaciones y esculturas que forman en la mente del público una suerte de percepción común que acaba resultando engañosa: «Para este trabajo me he basado sobre todo en elementos arquitectónicos museísticos. Cojo elementos de derribo, que aparentemente no guardan ningún valor. Luego saco un molde a partir de otros materiales y juego con disposiciones de lo que no son. Así, fuerzo una lectura que no es la real, pero que es lo que la vista del público percibe», explicaAntonio Fernández Alvira.

La muestra se compone por quince piezas en las que se abordan temas como el poder de la imagen o la interpretación de las mismas como reales por parte del ojo humano, a pesar de que estas no soportan lecturas posteriores. Así, la exposición es al mismo tiempo una manera de denunciar cómo las imágenes se emplean para promover determinados discursos, a través de una especie de juego con elementos como el espacio, los materiales arquitectónicos, las luces o las sombras. Todo ello por medio de mecanismos como cornisas o pilares, y el uso de los elementos falsos.

El artista aragonés se mostró muy satisfecho por poder exhibir su obra en su tierra, y por poder jugar con el espacio y el resto de elementos: «Estoy muy contento porque es un trabajo de dos años y que va a poder verse en mi tierra y, además, en un espacio grande y que te permite jugar con la escultura y con la instalación», asegura el artista. H