No es habitual que en el Conservatorio Superior de Música de Aragón (CSMA) entren alumnos de composición (sí instrumentistas) que aún no tienen ni 18 años. Helena Cánovas comenzó su formación en Zaragoza cuando tenía 17 y aunque quizá no poseía tanto conocimiento musical como el resto de sus compañeros, los profesores del CSMA ya vieron en ella a una música con una gran creatividad. Sus primeras impresiones no han dejado de confirmarse durante estos últimos años, en los que Cánovas, que actualmente tiene 26, se ha consolidado como compositora. Ahora, esta joven nacida en Tona (Barcelona) ha dado un paso más al ganar la segunda edición del Premio Carmen Mateu Young Artist European Award, convocado por la Fundación Castell de Peralada. Cánovas se impuso entre 39 candidaturas de 15 nacionalidades.

Este galardón aspira a impulsar la carrera profesional de jóvenes artistas dentro del mundo de la ópera y la danza. Este año, el premio se ha centrado en la primera disciplina. Por eso, lo más sustancial del reconocimiento es el encargo de una composición operística. El jurado analizó los trabajos realizados hasta ahora por Cánovas (ya ha compuesto tres óperas) y vio su potencial: «Su manera de componer puede convertirse en una voz importante y una aportación en el mundo de la ópera», señaló el jurado, compuesto por profesionales de renombre como la Premio Nacional de Música 2020, Raquel García-Tomás, el director artístico del Teatro Real de Madrid, Joan Matabosch, y el director musical del Gran Teatre del Liceu de Barcelona, Josep Pons, entre otros.

«Ha sido una alegría enorme. Ellos mismos reconocieron que no me conocían, por eso que me hayan seleccionado basándose simplemente en los trabajos que presenté aún me hace más ilusión», explica Cánovas, que lleva varios años estudiando y trabajando en Colonia (Alemania). Reconoce que la creación de esta nueva ópera será una «oportunidad enorme» en su carrera. De hecho, se presentará primeramente en una futura edición del Festival Castell de Peralada y luego entrará en las programaciones del Liceo de Barcelona y del Teatro Real de Madrid. Aún falta para eso –Cánovas estima que al menos hasta 2023, porque la composición de un proyecto como este es un proceso «bastante largo»–, pero la joven compositora ya cuenta los días para comenzar a trabajar. «Escuchar mi ópera en el Liceo o en el Teatro Real será increíble, aunque me emociona lo mismo o más el proceso de composición y empezar a trabajar con los músicos», subraya.

En este sentido, además, Cánovas tendrá bastante libertad creativa, ya que podrá elegir el tema y tomar decisiones sobre la ópera. El único requisito es que deberá tener entre dos y cinco voces solistas y entre tres y siete músicos. Para ella, esa autonomía es fundamental, ya que lo que más le apasiona es dar rienda suelta a su creatividad. «Recuerdo que de pequeña le decía a mi profesor de piano que quería tocar Beethoven de otra forma, pero él me decía que se tocaba como se tenía que tocar. Eso no me gustaba mucho», comenta entre risas Cánovas, que se dio cuenta pronto de que quería convertirse en compositora.

«Siempre me ha tirado mucho lo teatral, cuando nos hacían algún encargo en el conservatorio, si podía, siempre metía cantantes y escenas», apunta Cánovas, que recuerda que a los 16 años realizó su primera composición para un grupo de teatro amateur.

Su pasión por las artes escénicas deriva también de su primer acercamiento al mundo de la música. Fue en el coro de su colegio. Luego llegaron otros e incluso fue titular del Joven Coro Nacional de España. «Al final, yo entré en la música cantando; de ahí me viene también mi pasión por lo escénico», subraya.

Durante su paso por el CSMA entre 2012 y 2017 ya compuso dos óperas: 'Resucita Loto' (una composición colectiva en 2013) y 'They are not talking about us', que se estrenó en 2015 en la sala Mozart. Ese mismo año, y junto a otros compañeros del conservatorio, puso música a poesías de San Juan de la Cruz para una producción de la Orquesta de Cámara del Auditorio de Zaragoza (Grupo Enigma). «Además de por tener grandes profesores como Agustín Charles, elegí el CSMA porque sabía que era un modelo muy abierto, con profesores que venían de fuera, y porque fomentaban la creatividad», señala.

Desde el año 2017 estudia en Alemania, en la Universidad de Música y Danza de Colonia (primero hizo un máster en composición instrumental y ahora está a punto de finalizar otro de composición electrónica). «La verdad es que estoy contenta, mi nombre ya empieza a sonar por aquí y hago entre tres y cuatro proyectos al año», subraya.

Así, ha realizado diferentes encargos para ensembles de la zona y acaba de finalizar su última ópera: 'Das Mädchen', un encargo del teatro de la ciudad de Bielefeld. Además, con la ópera de Bonn ha estado impulsando un proyecto educativo. «De momento estoy contenta aquí porque surgen más oportunidades de trabajo, pero claro que me gustaría volver a España, ojalá», concluye. Lamentablemente, el suyo es un ejemplo más de músicos formados en el país, pero cuyo talento es aprovechado y disfrutado lejos de nuestras fronteras.