Ya se sabe que siempre que se hace balance de una feria hay que tener mucho cuidado porque es difícil encontrar un patrón general. Sin embargo, buena prueba de que la Feria del libro de Zaragoza de este año, la del regreso a la plaza del Pilar tras un 2020 en el que se tuvo que celebrar a cubierto, ha sido un rotundo éxito es que había una clara unanimidad entre los participantes, «ha sido una cita espectacular». Tanto que algunos no han dudado en señalarla como «la mejor Feria del libro de Zaragoza de la historia». Ha sido el caso de, por ejemplo, Javier Lafuente, de la editorial Doce Robles; de Daniel Viñuales, de GP Ediciones; o de Xcar de Malavida.

Evidentemente hay que tomarse la afirmación con las las cautelas del mundo pero lo que sí está claro es que es una buena forma de calibrar el estado de ánimo del sector acerca de estos 10 días de libros en calle. En ese sentido, la presidenta de Copeli, Marina Heredia, ha indicado que «aunque es difícil hacer balance de cada expositor, sí que hay librerías y editoriales que nos dicen que el resultado de esta Feria del libro ha sido mejor que el de 2019».

Otro dato que viene a refrendar ese éxito, el recinto de la plaza del Pilar ha recibido más de 25.000 vistas. Y todo, a pesar de que el aforo estaba muy controlado, hasta el viernes apenas 250 personas podían coincidir en el recinto y en estos últimos días, la cifra ha sido de 430. «Nos ha permitido dar un último empujón esta relajación y se nota en que ves más gente paseando pero la realidad es que no se han formado muchas colas. La verdad es que ha funcionado muy bien la feria y se ha vendido mucho», han asegurado en el estand de Apila Ediciones, en el que un niño esperaba impaciente a que Edu Flores le firmara un ejemplar de ¿Qué pasaría? Y es que durante la mañana esa ha sido la tónica de la feria, mucho ambiente en el recinto con unas colas fluidas y mucha interacción con los escritores. Uno de los que no ha descansado mucho fue José Luis Corral que en el estand de la editorial Doce Robles no ha dudado no solo en firmar ejemplares de sus novelas sino en departir con sus lectores acerca de personajes históricos: «Estamos muy contentos, ha sido una feria espectacular», ha dicho el editor Javier Lafuente, «además, hemos vendido de todos los libros que tenemos lo que es un ejemplo de lo bien que ha funcionado... incluso entre semana, siempre ha habido gente. Nos vamos muy contentos». Lafuente deslizaba así una de las claves de la cita, que durante la semana, es decir, de lunes y viernes, la actividad ha seguido existiendo, a menor ritmo, pero ha seguido acudiendo gente a la feria. «Evidentemente, había menos gente pero también se ha vendido entre semana», ha resumido Daniel Viñuales, secretario de Copeli y uno de los responsables de GP Ediciones, que apuntaba hacia otro factor clave del éxito: «Para mí, el recinto montado así de recogido es un logro porque nos permite crear ambiente de ferie y eso es algo que hablando con otros compañeros ha contribuido al buen desarrollo de la cita».

Para Marina Heredia, esta feria «ha sido un éxito de público». En este sentido, ha manifestado su agradecimiento porque «la ciudadanía se ha volcado y ha venido incluso entre semana y los días de lluvia, había ganas de feria».

En la librería siglo XXI, Juan Bolea apenas tenía tiempo para distracciones ya que, rodeado de sus novelas, no ha dejado de firmar ejemplares, fundamentalmente de su último trabajo, La noche azul: «Es un placer siempre encontrarse con los lectores y lectoras e intercambiar impresiones. Esto es lo mejor de las ferias». Otros de los que basan su éxito en el contacto con los lectores son los miembros del colectivo Malavida quienes también hablan maravillas de la cita de este año, «la mejor feria», ha sentenciado con contundencia Xcar.

En cuanto a los autores más vendidos, siempre es complicado hacer un ránking de este tipo cuando no hay datos oficiales pero María Dueñas ha sido una de las grandes protagonistas de la feria con su visita del pasado lunes y tampoco se han quedado atrás Irene Vallejo, José Luis Corral y Carmen Santos.

Otro de los grandes temores que era la restricción de aforo y las posibles colas que se podían formar teniendo en cuenta la experiencia del pasado Día del libro, en esta ocasión, se ha solventado «relativamente bien. En momentos muy puntuales, se ha tenido que esperar un poco para entrar pero el acceso ha sido bastante fluido», ha indicado Daniel Viñuales cuyo estand se encontraba en un lugar privilegiado ya que estaba junto a la entrada.