La Fura dels Baus sumergió este jueves al público congregado en el exterior del Centro de Arte y Naturaleza de Huesca (CDAN) en el universo más hedonista y profano del genio alemán Johann Sebastian Bach. Dos siglos después de que Bach escribiera la Cantata de los Campesinos, una de las escasas composiciones profanas del compositor luterano, inventor del contrapunto, La Fura dels Baus la sacó del cajón para incorporarle música electrónica, flamenco y una videocreación proyectada por triplicado sobre la fachada del museo. Así, La Fura convertía el escenario del SoNna Huesca en una taberna alemana del siglo XIX y a la cantata 212 en una oda a la cerveza.

El protagonismo inicial de Free Bach 212 lo asumió por completo el cuarteto barroco Divina Mysteria (violín, viola, violone y clavicémbalo), que enseguida se vio matizado y aderezado con los sintetizadores y la música electrónica compuesta por uno de los fundadores de La Fura dels Baus y alma máter del espectáculo, Miki Espuma. Con su aspecto de abuelo postmoderno, Espuma fue en el centro de todas las miradas y el encargado de saludar al público y de presentar el bis final. Las voces de la cantata fueron las de la mezzosoprano Eulalia Fantova y el barítono Juan García Gomá.  

Para muchos, J. S. Bach es históricamente el músico que permite más lecturas y adaptaciones de su obra. Precursor en muchos aspectos, La Fura del Baus y Miki Espuma eligieron su cantata BMW 212 para pasarla por su particular tamiz artístico, pero sin adulterarla, ya que el resto de lenguajes creativos que se incorporan discurren paralelos y solo en contadas ocasiones se mezclan directamente con la música de Bach. 

Para lo que acostumbra La Fura, el espectáculo puede considerarse de pequeño formato. La triple pantalla de la alargada fachada del SoNna, un telón de fondo donde se juega con la luz y las sombras de los cantantes y un grupo de maniquíes humanoides resumen todo el despliegue escénico. Parte del público que adquirió en junio su entrada sin saber muy bien qué representaría la Fura quedó algo decepcionado pues ni pasó miedo, ni le dio asco, ni temió por su integridad física, algo que siempre se arriesga cuando se va a ver a la Fura, y en Huesca no era ni mucho menos la primera vez. 

Pero el Free Bach 212 no decepcionó. Ni mucho menos. La cantaora Mariola Membrives, el bailarín Miguel Ángel Serrano y el violín de Pavel Amilcar fueron algunas de las exquisitas aportaciones de espectáculo codirigido por Miki Espuma y David Cid, con la dirección musical de Amilcar, Thor Jorgen –violone- y el propio Miki Espuma.  

La Cantata de los campesinos que Bach estrenó en 1742 sirvió a Espuma para montar una fiesta dieciochesca que, más allá de invitar al compositor –y al público- a que se tomara unas cañas, ahondó en el Barroco hasta alcanzar el éxtasis con una síntesis de lenguajes musicales y escénicos. Divina Mysteria tejió la cantata mientras proyecciones alucinógenas inundaban la escena.  

Miki Espuma se lo pasó en grande con sus sintetizadores y aprovechó el mínimo compás para introducir el flamenco donde se luce la cantaora Mariola Membrives. El bailarín Miguel Ángel Serrano puso el taconeo, el mimo, la tragedia y la comedia. Los músicos no pararon de bailar, de moverse, de interactuar y de llevar de acá para allá violas y violines.  

¿Pero esto es la Fura? Sí. También esto es La Fura.