La artista oscense Mapi Rivera acaba de instalar su obra en la galería zaragozana La casa amarilla con el claro propósito de invitar a un viaje a la esencia misma del ser humano. En su búsqueda del conocimiento, la fotógrafa se nutre de la naturaleza y de su propia experiencia para conocerse a ella misma y por tanto comprender el mundo. El resultado es un arte corporal y místico que empuja a la contemplación y a la reflexión con unas obras cargadas de espiritualidad. «Todo mi trabajo es en el fondo un proceso de autoconocimiento, de búsqueda interior. Aspiro a tocar la esencia, y descubrir ese tesoro interior es lo que me mueve a fotografiar y a crear», explica Rivera (Huesca, 1976).

La exposición 'El hilo invisible', que se inauguró el pasado sábado en La casa amarilla y se podrá visitar hasta el 4 de diciembre, invita a encontrar ese tesoro. Y lo hace con una muestra con dos partes diferenciadas: una serie de 15 fotografías con las obras más recientes de Rivera y seis videocreaciones realizadas entre el año 2000 y 2013: «Vivimos en un mundo invadido de imágenes. Hay una sobresaturación, por eso yo pretendo crear otras que inviten a la contemplación, a parar, pensar y reflexionar. Que esa imagen sea un espejo en el que te puedas mirar».

En la mayoría de esas fotografías, la modelo es la propia artista y en casi todas ellas aparece desnuda. «Para mí tiene que ver con esa desnudez original, ese retorno al paraíso en el que estábamos en comunión con la naturaleza; simboliza ese estado de pureza original», comenta la oscense.

Como recuerda la crítico de arte Chus Tudelilla en el texto de presentación de la muestra, el título de la exposición procede del filósofo y escritor inglés Owen Barfield, quien defendía que el hombre premoderno estaba mucho más conectado a la naturaleza. Ese hilo invisible está muy presente en la obra de Rivera, quien ve en la naturaleza un puente hacia la armonía: «Creo que permite generar un estado propicio para conectar con esa esencia, ese tesoro interior del que hablaba». Es por eso que localiza todas sus obras en parajes que no han sido contaminados.

En ese sentido, la artista apuesta por «la autoobservación» para conocer el mundo y desentrañarlo no solo a través del estudio o la ciencia, sino también a través del arte. «Yo he elegido esta vía y cada uno puede tener la suya, pero creo que hay algo que se le escapa a la ciencia cuando intenta desmenuzar la vida yendo a lo más pequeño. Siempre se encuentra algo más pequeño. Igual que la ciencia usa microscopios para investigar el mundo, para mí el instrumento de conocimiento es uno mismo. Nuestra lente interior a veces puede llegar donde no llegan los aparatos técnicos, de ahí que la poesía y la mística a veces hayan llegado a apuntar ideas que ahora la física contemporánea está empezando a abordar», subraya Rivera.

Hace ya mucho tiempo que la oscense comprobó que el mejor medio para conocerse a sí misma y, de esta forma, comprender el mundo era la fotografía y el videoarte. «La luz para mí es un elemento constante y la fotografía me permite captarla. Además, la posproducción me da una libertad inmensa porque puedo dibujar sobre la imagen y hacer retoques que a veces hacen visible lo aparentemente invisible», dice Rivera, quien nombra entre sus referentes a artistas como Hilma Af Klint o Emma Kunz.

Muchas de las obras de 'El hilo invisible' están localizadas en el Pirineo, desde donde Rivera sigue el legado de quienes han transmitido su experiencia mística o visionaria. «Mis obras cuentan una experiencia vital. La idea es que cualquier persona pueda hacerla suya y sentirla», concluye.