Una joven vive ilusionada su embarazo hasta que tiene un accidente en el que unos perros le derriban y, aunque aparentemente el feto no ha sufrido daño, acaba perdiendo el hijo que esperaba. Ese es el punto de partida de Leña menuda, la novela de Marta Barrio que resultó ganadora del premio Tusquets y en el que la autora se ha querido introducir en el mundo de la maternidad sin complejos ni realidades Disney: «Yo siempre había tenido mucho miedo a la maternidad, no a la maternidad en sí porque siempre pensé que quería ser madre, pero era un deseo ligado a mucho miedo y cuando me llegó esta historia real pensé que me confirmaba todas esas cosas horribles que le pueden pasar a alguien en torno a la maternidad», confiesa la escritora nacida en New Haven.

Para continuar su relato, Barrio menciona unos versos de César Vallejo («Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!»): «Esto es uno de esos golpes que en este caso le dio a una amiga mía y que me lo contó en confidencia una noche de Reyes. Yo entonces estaba escribiendo otra cosa en la que también la protagonista era una mujer embarazada porque me parecía que en la literatura no se había dado mucho ese tipo de protagonistas, pero enseguida me enganché a esta historia y dejé de lado la exploración onírica que estaba realizando».

«Mi amiga -afirma con rotundidad Barrio- me contó esta historia del turismo abortivo que no sabía que todavía era un problema a veces en España y se me cayó un velo. Pensé que era una historia que me gustaría contar con todo el respeto del mundo, eso sí, porque es un duelo ajeno. Yo tuve mucho de esos miedos y sé que estamos tocando un tema que puede ser muy doloroso para muchas mujeres.». Por eso, razona Marta Barrio, se ha querido acercar a esta desgarradora historia de una pérdida prematura desde la rigurosidad: «Estoy satisfecha de haber podido construir un relato verídico y respetuoso pero que a la vez muestre la dureza del golpe de la vida y la fortaleza de la mujer que sigue adelante».

Y que, sobre todo, revela el que podría ser llamado el otro lado de la maternidad: «Yo tenía contracciones todas las tardes y estaba trabajando y me decían ‘disfrútalo’. No, no lo estoy disfrutando y no pasa nada, disfrutaré del bebé y que me digas eso me dan ganas de asesinarte. Es como ese pensamiento de que si estás jodido es porque eres un pringado que no eres capaz de gestionar bien tus emociones. A veces estamos mal y no pasa nada. Hay una cosa de asumir que la vida es así y no todo es de color rosa y la maternidad, mucho menos, por muy maravillosa que sea a ratitos».

En los últimos años, han aparecido en la literatura española una serie de mujeres que están abordando el tema y que está ayudando a cambiar algunos de los pensamiento de la sociedad. «No sé si está cambiando algo, pero sí creo que se está empezando a visibilizar y que, a lo mejor, a las mujeres no nos tienen que preguntar a cada rato que para cuándo el niño. Porque igual esa mujer ha tenido un duelo del que no sabes nada o simplemente no le da la gana o está de trabajadora precaria y ojalá pudiera tener un hijo. Ese respeto de la privacidad y la capacidad de decidir de las mujeres de si van a poder ser madres me parece muy importante», reivindica.

El resultado de esta reflexión y escritura es Leña menuda, una novela que si por algo destaca es porque tiene mucho ritmo. ¿Qué opina la escritora sobre esta percepción? «Estoy muy contenta porque está siendo una reacción bastante habitual de lectores, decirme que se lee muy bien. Para mí, como editora que soy además de escritora, es un halago muy bonito porque no creo que la literatura tenga que ser algo enrevesado siempre. A veces lo cristalino puede ayudar y puede hablar de cosas oscuras. Vivimos en unos tiempos en los que no sé si se hubiera publicado el Ulises de Joyce o ciertas manifestaciones culturales. Estamos tan sobrepasados a veces que quiero ponérselo fácil al lector para que sea un texto amigable que se recorra bien. Cuando yo me edito, leo y borro es a lo que tiendo, a un texto que tenga mucho ritmo y que haga que el lector quiera seguir avanzando en la lectura», concluye.