El Bombo y platillo, ciclo de músicas dispares de Zaragoza, celebra este 2022 su décimo aniversario. La temporada de invierno, que arranca el próximo 30 de enero, es la número 30 de una cita consolidada entre las propuestas culturales de la capital aragonesa. Antolín Terés, responsable de la programación de los centros cívicos, y Eduardo Pérez, promotor del ciclo, han sido los encargados este miércoles de presentar el ciclo.

Un festival que vuelve, un año más, al Centro Cívico Delicias, un lugar «completamente adaptado a la programación musical», tal y como ha explicado Terés. El responsable de la programación ha incidido en que la novedad principal del Bombo y platillo es «intencionada»: «Hemos querido que todas las artistas sean mujeres». Una actitud que, en opinión compartida con Pérez, consideran que debe ser «totalmente natural» y más al tratarse de seis músicas «muy interesantes».

Seis propuestas para toda la familia

Cuando en 2011 nació el Ciclo de músicas dispares de Zaragoza uno de los objetivos era conseguir un programa atractivo y en el que todo el mundo tuviese cabida. Diez años después, esta premisa sigue siendo fundamental para diseñar un programa que, en esta ocasión, apuesta también por darle voz a la mujer.

Lorena Álvarez abrirá el festival el próximo 30 de enero en compañía de sus rondadores. La música asturiana es la única que ya ha actuado en la capital aragonesa, pero será la primera vez que lo hará junto Víctor Herrero y Carlos Aquilué, los rondadores encargados de presentar su último trabajo, Los rondadres de la Val d'Echo. Una semana después, el 6 de febrero, se estrena en Zaragoza Mursego, el proyecto más personal de Maite Arroitajauregui, en el que presenta un género pop actual, pero que no se olvida de las fuentes de la que nació.

La irlandesa Anna Mieke sustituye a su compatriota Brigid Mae Power, que se ausenta de la cita a causa del coronavirus. Mieke aterrizará en Zaragoza con «una mezcla de música folk irlandesa con músicas de todas partes». El grupo Ruiseñora, que recupera versos de origen extremeño, y los chilenos Emilia y Pablo, que combinan la música latinoamericana con el flamenco y las artes escénicas, cierran el mes de febrero. Joana Gomila y Laia Vallés son las encargadas de bajar el telón de esta edición el domingo 6 de marzo.

«Hemos conseguido un programa muy variado y con mucha identidad», ha asegurado Pérez, que considera que todas las propuestas son «muy trasversales y disfrutables por el público de cualquier edad». El promotor del ciclo ve en esta forma de programar los orígenes del festival, que sigue apostando por «las ideas distintas y originales», siempre pegadas a la actualidad porque «se observa mucho todo lo que nos rodea». Terés ha recordado que al inicio se habló del Bombo y platillo como «un proyecto demasiado arriesgado», pero que hoy ya se puede considerar como «uno de los programas más asentados en toda la comunidad».

El Ciclo de músicas dispares de Zaragoza arranca este domingo a las 19.00 horas en el Centro Cívico Delicias. Las entradas para los conciertos ya están a la venta, a un precio de 10 euros; además de las bonificadas para menores de 25 y mayores de 65 años, que son libres. El festival también ha preparado un bono de 45 euros, con el que se puede acceder a los seis conciertos del cartel.