Mañana tendrá lugar en Zaragoza la reunión anual de exciclistas aragoneses que, en esta ocasión, tributará un merecido homenaje a José Lahoz, el primero de los grandes campeones que ha dado el ciclismo aragonés. Adolfo Bello, organizador e iniciador de esta convocatoria anual, señala los objetivos da esa propuesta: "En primer lugar se trata de reunir a las viejas glorias del ciclismo aragonés y, aunque sea sesenta años después, testimoniarles nuestra admiración por sus gestas y hazañas sobre la bicicleta", señala.

José Lahoz nació en 1916 en Samper del Salz en una época en la que su padre trabajaba de vigilante de las obras del pantano de Moneva. Excelente escalador, fue campeón de España y ganador del Circuito Ribera del Jalón en 1941, una clásica de enorme prestigio en la época que Lahoz superó al mismísimo José Berrendero.

Participó en la I Vuelta Ciclista a Aragón (1939) ganando la segunda etapa, Teruel-Alcañiz, en reñida competencia con Mariano Cañardo, el mejor ciclista español del momento. Acabó la prueba quinto. José Lahoz fue uno de los mejores ciclistas españoles de la postguerra. Disputó en tres ocasiones la Vuelta a España y alcanzó sus mejores triunfos en tierras navarras, ganando en dos ocasiones el Circuito de Pamplona (1941 y 43). Asimismo se impuso en la Vuelta a Tafalla (1941) y en el Gran Premio de Estella (ahora GP Miguel Induráin). Si bien a nivel nacional su máximo rival lo tuvo en Vicente Trueba, con quien se batió en la escalada, a nivel local formó parte de un trío histórico excepcional completado por José Escolano y José Casorrán.

Peores condiciones

Lahoz, que a sus 86 años conduce con plenas facultades, destaca las diferencias del ciclismo actual con el de su época, donde las pesadas bicicletas, las carreteras de tierra y los alojamientos poco cómodos eran la norma: "Al acabar la etapa, detrás de la meta teníamos la maleta, la cogíamos y la llevábamos al hotel. Al día siguiente la dejábamos en un camión en la salida. De noche reparábamos los tubulares que se habían pinchado", dice.

De estatura baja y carácter nervioso, José Lahoz era un especialista para la montaña: "Yo era bastante completo. Sobre todo era escalador pero también esprintaba. Mi punto débil era la contrarreloj", apunta. Las condiciones bajo las que competían Lahoz y sus rivales eran pintorescas. En el capítulo de los premios había verdaderas carencias: "No me hable usted de premios --enfatiza--, que ya ve los dineros que tengo. Estuve seis o siete años entre los cinco primeros de España y fui campeón de España. Hoy sería millonario. Recuerdo que gané un Campeonato de Aragón muy duro, con ida y vuelta a Calatayud y de premio me dieron un farol de bicicleta. Me vino bien porque entonces era obligatorio llevar luz".

Aunque su dedicación a la bicicleta era muy fuerte, José Lahoz se ganaba la vida con su taller de bicicletas: "El taller me daba alguna perra. Me mantenía de eso. La bici la utilizaba para hacer propaganda de mi taller. Como ganaba carreras tenía clientela", aclara. De su magnífica memoria rescata con orgullo un hecho insólito: "Puedo decir que fui el primer corredor que dejó subiendo a Fermín Trueba. Fue en la subida al Naranco, en Asturias, y no la gané porque Delio Rodríguez se había escapado en el llano. Sacó mucha ventaja y no pude alcanzarle en la ascensión", explica.

Ahora, sesenta años después, sus viejos compañeros de escapada quieren darle el relevo más entrañable de su carrera con un sencillo pero intenso homenaje. Ellos son la agrupación de exciclistas de Aragón.