Los dos están convencidos de sí mismos. Y esa motivación no hace otra cosa que animar el Tour del centenario en su recta final. Lance Armstrong se reforzó anímicamente tras su exhibición en Luz-Ardiden. Pero la victoria del tejano en la etapa clave de unos Pirineos que hoy se despiden de la prueba ha producido una reacción de rabia incontenida en su máximo rival, un recuperado Jan Ullrich, quien no renuncia a la victoria en París. "Un minuto no es nada. Jamás imaginé encontrarme a tan poca distancia de Armstrong. No me detendré hasta París", avisó el ciclista alemán en una multitudinaria conferencia de prensa.

Ayer sólo había dos imágenes en Pau. La expectación casi era incontenida en el hotel del US Postal. Decenas de chavales esperaban que apareciera Armstrong. Tal era su tranquilidad, en la jornada de descanso de la carrera, que el ciclista estadounidense se dedicó a firmar autógrafos y hasta tuvo tiempo para tomar un café con unos periodistas. "Es un minuto. No nos podemos confiar", insistía Johan Bruyneel, el técnico de la formación. Armstrong bromeaba acerca del estado en que quedó su bicicleta tras la caída en Luz-Ardiden, al tropezar con un espectador. Decía, entre sonrisas, que la bicicleta se le desmontó a su mecánico en las manos, cuando trató de recomponerla.

Ullrich, en cambio, en la otra punta de la ciudad occitana, captaba la atención de cámaras de televisión de media Europa. La única preocupación de la prensa alemana era saber por qué esperó al tejano, cuando éste cayó en Luz-Ardiden. Ullrich volvía a hablar de "caballerosidad", aunque confesó que habían llegado multitud de mensajes electrónicos y de llamadas a la sede de su equipo de seguidores alemanes, que no comprendían su gesto. En el Bianchi le aplaudían hasta el punto de alabar a su líder porque entendían que con su acción había sacrificado, seguramente, la victoria en París.

ENFADO CON MAYO Ullrich estaba enojado con Iban Mayo, quien al igual que Haimar Zubeldia tiene alguna esperanza de alcanzar el podio, ante un Vinokurov que ha perdido gas. "Mayo no me ayudó en la subida a Luz-Ardiden. Si quería el podio debía tratar de distanciar a Vinokurov y al final esprintó para quitarme la bonificación", protestó. Julián Gorospe, por su parte, defendió a Iban Mayo de las críticas, diciendo que el ciclista vasco también necesita todas las bonificaciones posibles, porque su objetivo sigue siendo el podio de París y no lo tiene nada fácil.

El alemán adelantó que tratará de pelear por las bonificaciones intermedias de todas las etapas que restan para reducir su desventaja de 1.07 minutos con Armstrong. Hoy, si quieren, puede haber batalla. Las cumbres están lejos de Bayona, pero no son simples tachuelas: Saudet (14 km al 7,5%), Larrau (2,4 km al 10,5) y Bagarduy (9 km al 9,2%). Es la etapa de la polémica entre Batasuna y la dirección del Tour.