¿Se imaginan lo que le llegarían a decir a un entrenador español que estuviera a punto de enfrentarse a la roja? ¿Y que afirmara, además, que espera ser "un gran traidor" y echar a su país de la Eurocopa? Pues eso dijo ayer Guus Hiddink, el primer holandés que luchará contra Holanda. Ya lo hizo antes en sendos amistosos, pero esta vez va en serio. Esta vez, en Basilea, anda en juego el acceso a las semifinales (20.45 h.).

"Espero ser un gran traidor", proclamó Hiddink (Varsseveld, 1946), que enterrará por unas horas de patriotismo para seguir alimentando su prestigio como entrenador. Tras dirigir a Corea del Sur y Australia, desde hace dos años dirige a Rusia, con un contrato millonario, sufragado en parte, según parece, por Roman Abramovich, el presidente del Chelsea, y la ha clasificado por primera vez para los cuartos de final. La antigua URSS fue campeona (1960) y subcampeona (1988), en la jornada que supuso la consagración de Marco van Basten con el golazo de volea que coló sobre Dasaev.

"Me siento muy orgulloso de enfrentarme a Holanda, a jugadores que conozco y con los que he trabajado", explicó Hiddink, que fue seleccionador oranje entre 1994 y 1998. Van der Sar, Ooijer y Gio van Bronckhorst debutaron con él, y él fue el promotor de que naciera una nueva estirpe de entrenadores. "En 1998 pensamos en la federación que era una estupidez no aprovechar la generación de los Koeman, Neeskens, Gullit, Rijkaard, Van Basten o Krol y les dimos facilidades para que obtuvieran el título de entrenador", relató Hiddink. Van Basten vivía en Mónaco y no estaba entonces por la labor. Pero esta noche se sentará en el otro banquillo.

Rusia juega como Holanda. Es el modelo. O eso pretende Hiddink, según reconocen incluso sus propios futbolistas, que ahora tienen iniciativas y cierta libertad, sin más obligaciones que las mínimamente exigibles a un equipo competitivo. El 4-1 de España escoció mucho. El técnico ahuyentará el miedo de los suyos tratando de tomar la iniciativa y jugar al ataque; cuando menos, lejos de su área. "Si nos quedamos atrás no tendremos ninguna posibilidad, como les pasó a Italia y a Francia", expuso Hiddink, que hoy tarareará el himno ruso y no el holandés. "Ya que seré un traidor, quiero ser un gran traidor. El traidor del año en Holanda y con mayúsculas", insistió, proclamando su ansia de victoria.

Boulahrouz jugará

La misma referencia seguirá Van Basten, repitiendo prácticamente la alineación que logró las dos goleadas. La única variante podría ser la entrada de Arjen Robben por Orlando Engelaar. El defensa Khalid Boulahrouz, que el miércoles perdió a su hija, un bebé prematuro nacido en un hospital de Lausana, jugará. Holanda tiene la posibilidad de acceder por tercera vez consecutiva a la semifinal. Basilea ya se tiñe de naranja. Decenas de aficionados, con cervezas en las manos y balones en los pies, habían tomado ayer una calle peatonal para demostrar sus habilidades consumidoras y futbolísticas.

"No hemos podido celebrar la clasificación a la manera rusa", admitió Hiddink, insinuando que debe ser algo antológico. Igual puede hacerlo esta noche.