El CAI Aragón sabe dónde quiere llegar. Por lo pronto, a cuartos de final de la Copa EHF. Y ese es un camino marcado, señalado, ya transitado. Existen un buen puñado de precedentes en las tres principales competiciones europeas de remontadas de ocho, nueve, diez y hasta un máximo de trece goles que demuestran que no está todo perdido y que otros ya lo han logrado antes. No hay que irse muy lejos para encontrar dos ejemplos: Iñaki Malumbres y Sergio Ruiz Casanova. El guardameta participó en una remontada de once goles con el Valladolid en la Recopa y el central se proclamó campeón de la Copa EHF después de haber caído por ocho en la ida.

"El recuerdo que tengo es muy similar a lo que estamos viviendo esta semana. Al partido de Oporto, en cuartos de final de la Recopa, se desplazaron 1.500 aficionados, íbamos con mucha ilusión y perdimos de once (37-26). Salimos muy disgustados de allí, claro, pero luego estuvimos toda la semana concienciándonos para la vuelta. El partido salió muy bien, ganamos de doce (29-17) y fue una fiesta", recuerda Iñaki Malumbres sobre el torneo del 2001.

En el caso de Casanova no fueron nueve sino ocho los goles remontados, pero el recuerdo no puede ser mejor por la forma en que se produjo y por lo que significó, el título de campeón de la EHF contra el Magdeburgo. "Fue espectacular porque metimos el último gol en el último segundo. Caímos en el Bordelandhalle (30-22) y en la vuelta íbamos ganando de ocho, ellos perdieron el balón a falta de diez segundos, salimos al contraataque y, en el último segundo, nuestro pivote hizo gol (31-22). La grada se volcó, estaban encantados, felices y, desde luego, es uno de los mejores recuerdos que tengo", explica Casanova.

Ellos ya saben cómo se hace, saben que es posible y están convencidos de que el CAI tendrá su oportunidad. "Es posible porque en Europa estos resultados se dan a menudo. La primera parte tenemos que recuperar ya algunos goles. Tenemos que irnos al vestuario ganando de tres, cuatro o cinco porque si no sería imposible recuperarlo todo en la segunda parte", opina el Kaiser. "La clave, meter 10 goles más que ellos --bromea Malumbres--. Hay que jugar con mucha concentración, cada balón tiene una gran importancia. Y tenemos que estar bien en todas las facetas, portería, defensa, balance... Allí lo hicimos todo mal y a partir de ahí solo se puede mejorar".

Un hilo de vida

Caer por una diferencia tan abultada siempre es un varapalo. Pero Europa da una segunda oportunidad, sesenta minutos más para arreglar el desaguisado. Y una semana para tomar conciencia y creer. "Cuando acabamos el partido en Eslovenia estábamos todos bastante decaídos, pensando que ese era el fin. Conforme va pasando la semana te das cuenta de que todavía tenemos oportunidades. Está claro que es difícil porque ellos jugarán con el marcador e intentarán dejar pasar el tiempo, pero estos resultados se dan a menudo en Europa", insiste Casanova.

Malumbres lo tuvo claro desde el principio. "Salimos vivos. Con los 13 de diferencia estábamos muertos, pero nos dejaron un hilo de vida y salimos con la sensación de que hicimos todo mal. A partir de ahí solo se puede mejorar y debemos intentar mejorar porque para el club es muy importante. Tenemos que acabar exhaustos el partido", advierte el guardmeta. "Es bastante difícil pero tenemos una oportunidad, no es ni mucho menos imposible", dice Casanova. "Tenemos que estar preparados para cualquier circunstancia. Tenemos que ser nosotros los que metamos a la afición en el partido", añade Malumbres. Y saben de lo que hablan.