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a la contra

¿Drama? ¿Qué drama en la alineación para Cádiz?

¿Drama? ¿Qué drama en la alineación para Cádiz?

La sombra de la baja de Marcelo Silva sigue siendo muy gruesa y alargada, demasiado por la inapropiada búsqueda de soluciones y por la nula respuesta futbolística de un equipo pleno de titulares frente a Getafe y Reus. En la planicie contra el equipo catalán, la mandíbula de Ros se rompió y a Edu García le pisaron los testículos, lesiones que han obligado a que pasen por el quirófano e ingresen en la enfermería. Si la ausencia del central provocó un cataclismo, estas dos nuevas lagunas invitan a pensar en la posibilidad de una catástrofe aún mayor en Cádiz. Un once inédito, otro plan, un reto más para Raúl Agné. El fútbol suele castigar a todos por igual, pero la tragedia se instala en la salita de estar cuando afecta a la familia. ¿Son muy importantes estos contratiempos? Sin duda porque achatan el abanico de variantes del entrenador y de un equipo de complicadas y extrañas convulisiones, últimamente más belicoso pero de perenne negación con la pelota en su poder; por costumbre desplanchado en cuanto adquiere ventaja en el marcador.

¿Estamos frente a un drama para confeccionar una alineación competitiva y convincente para jugar el sábado en el Carranza? En absoluto. El Real Zaragoza tendrá que redibujar el centro del campo. Sin Ros, Agné baraja dos nombres para acompañar a Zapater. Barrera y Erik Morán son los candidatos con preferencias para el primero en los últimos tiempos, una decisión merecedora de una tesis porque el vizcaíno dispone de mayores prestaciones, fútbol y experiencia que el resto de escuderos del capitán. Los temblores y sudores fríos se concentran, sin embargo, en que defensa juvgará en esta ocasión. Las dos experiencias anteriores, con Bagnack y Casado, han resultados nefastas, y en pleno banco de pruebas hasta Popa o Zalaya merecerían su oportunidad. No osbtante, para agitar lo menos posible una zona de máxima responsabilidad, es muy posible que el camerunés disponga de otra cupón para entrar en el once. A priori es lo menos malo y permitiría a José Enrique quedarse en su sitio, que es donde más y mejor produce. Eso sí, el central deberá frenar en rojo y acelerar en verde y no al contrario, normas de circulación que se saltó en el Coliseum y en otros partidos en los que fue requerido.

La delantera es la línea que, seguramente, no sufrirá cambios en la estructura aunque convendría engrasarla en un par de posiciones y en formación: Cani como mediapunta, territorio donde se siente más libre y útil, y Ángel caído al interior izquierdo primero para aprovechar su enorme capacidad de sacrificio y disciplina táctica; segundo para separarse unos metros de un Juan Muñoz mucho más cómodo y eficaz y menos moroso en las apariciones cuando se desenvuelve solo en punta, y tercero para tener una presencia de mayor calado en la medular, por donde os rivales campan a sus anchas. Y claro, Lanzarote a pierna cambiada. El catalán lleva dos partidos que parece cobrar por kilómetro recorrido, sudando la gota gorda como jamás en su carrera en apoyos defensivos. Quizá habría que soltarle esa cadena un poco para que cando se le solicite más adelantado no lo haga con la lengua fuera... ¿Con este once no se puede ganar al Cádiz? Hay material suficiente como para no rasgarse las vestiduras antes de tiempo, aunque en esta ocasión mucho de lo que suceda frente a los gaditanos dependerá en gran parte de Raúl Agné, ya con la suficiente información en el encuentro que más necesita de sus conocimientos. Otro asunto bien diferente es si ahora mismo, incluidos los que no están para esta cita, hay una plantilla para largo recorrido.

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