A la cabeza de la representación de la comunidad en Tokio estará una leyenda del deporte del deporte aragonés. Teresa Perales disputará sus sextos Juegos Paralímpicos, en los que cuentan ya con la friolera de 26 medallas. Quién se lo iba a decir tras sufrir en su juventud una tuberculosis que degeneró en una neuropatía que le hizo perder la movilidad de sus piernas.

Aunque en esta ocasión la zaragozana no llega a Japón en su mejor forma, sino que lo hará mermada por una lesión que arrastra en su hombro izquierdo, pero su carácter y su fuerza de voluntad le han llevado a renunciar y acudir a la cita olímpica. «Luchar por las medallas va a ser muy difícil. Entrar en alguna final es un objetivo más real», explica la nadadora, que dejó claro que viajaba a Japón porque aunque ella renunciara ningún otro deportista la podría sustituir.

Perales reducirá el número de pruebas en las que competirá para reducir la carga sobre su hombro maltrecho. La zaragozana nadará el 100 libre y el 50 espalda (26 y 30 de agosto) y depende de cómo se sienta podría tomar la salida en algún relevo. Sin nada que demostrar a estas alturas de su carrera, y con mucho pundonor y espíritu olímpico, la nadadora tiene ante sí el reto de superar las 28 medallas conseguidas por Michael Phelps en los Juegos Olímpicos.

Luchar por los sueños

Otro de los aragoneses que estará en Tokio será el judoca de 22 años Sergio Ibáñez. Nacido en Alagón, convive desde su nacimiento con una discapacidad visual. «No filtro bien un tipo de gama de rayos y eso me provoca mucha fobia a la luz natural, no distingo ningún color y no veo muy bien de lejos». A pesar de sus limitaciones, Sergio está acostumbrado a pelear contra judocas sin ningún tipo de discapacidad. «Obviamente es más difícil para mí, me lo tomo como un reto y lo disfruto mucho», señala el deportista. Y tal es su competitividad y talento que incluso ha conseguido dos medallas en Campeonatos de España absolutos.

Ibáñez llega a sus primeros Juegos Paralímpicos «muy concentrado» y con muy buenas sensaciones físicas. Además tiene muchas ganas de vivir la experiencia olímpica. «Por lo del covid va a ser un poco diferente pero aun así quiero disfrutar mucho del ambiente y del lugar», afirma el aragonés. Además le hace especial ilusión que sus primeros Juegos sean en Japón ya que en el país asiático el judo es deporte nacional, casi «como si fuera una religión».

Con respecto a su objetivo en Tokio, el judoca zaragozano, actual bronce europeo, se muestra ambicioso y sueña con un metal. «El nivel que tengo es para estar en las medallas, pero estamos muy igualados y el más mínimo detalle puede marcar la diferencia», señala, en una competición que se disputará el 27 de agosto.

Ibáñez, que vive en Madrid, donde también cursa el grado de INEF, no puede venir todo lo que le gustaría a tierras aragonesas por sus obligaciones pero siempre que éstas se lo permiten acude a visitar a su familia y amigos. Fuera del tatami, se considera una persona muy tranquila y amante de viajar y de los videojuegos.

Sergio Ibáñez, con el kimono en su centro de entrenamiento.

La representación en ciclismo para la comunidad llega a cargo del turiasonense Eduardo Santas. La pasión por la bicicleta la lleva en la sangre ya que en su familia son muchos los amantes de este deporte. Ni la hemiplejia que sufrió cuando era un niño a raíz de una complicación de la varicela pudo frenar ese ímpetu. Tal es su habilidad y dedicación, que es capaz de destacar con buenos resultados tanto en ciclismo en ruta como en el velódromo.

A sus 32 años, y con un gran palmarés a sus espaldas, Santas afronta sus segundos Juegos Paralímpicos con la intención de mejorar los resultados de Río 2016, en los que obtuvo una medalla de bronce y dos diplomas. El ciclista cree que llega en un «óptimo» momento de forma que le hace estar tranquilo y confiado. Más experimentado y con menos nervios que hace cinco años, se ve con opciones de conseguir tocar medalla en ambas modalidades, aunque confía mucho en la prueba de persecución en pista donde «está logrando grandes tiempos».

Eduardo Santas, en plena competición.

Tirarse a la piscina

La cuarta participante aragonesa en Japón, que también competirá en natación, será María Delgado. A pesar de sus 23 años, es ya toda una veterana de las competiciones internacionales. La nadadora zaragozana acumula más de una decena de medallas mundiales y europeas, incluidos dos metales de bronce en Río 2016, los que fueron sus primeros Juegos.

Ahora llega a Tokio «en la mejor forma de su vida» e ilusionada por seguir aumentando su palmarés. Y tendrá varia posibilidades para ello ya que Delgado va a competir hasta en cuatro pruebas los días 27, 29 y 31 de agosto. (100 espalda, 400 libre, 100 libre y 4x100 libre mixto). «He cambiado mi método de entrenamiento tras el parón por la pandemia y estoy nadando muy bien, dando mi 100%», explica la deportista.

María es graduada en Ciencias del Deporte. Y es que le apasiona todo lo relacionado con ese ámbito. «Estudio, como y vivo para el deporte. Requiere mucha dedicación y esfuerzo, pero no me importa porque lo disfruto mucho». Para seguir progresando, la zaragozana viajó a Madrid con 16 años para entrenar en el Centro de Alto Rendimiento de la capital española. «Ni mis padres ni yo sabíamos lo que me iba a encontrar, pero decidí tirarme a la piscina, literalmente». Con la perspectiva del tiempo se puede afirmar que no le ha ido nada mal en esa aventura a tenor de su gran trayectoria. Trayectoria que incluso la ha hecho ser protagonista del documental Camino a Tokio de Ambar en el que se relata su historia y su preparación para estas Paraolimpiadas. «Reunir a mis seres queridos para la grabación fue una experiencia inexplicable, de las mejores de mi vida». Ahora su ilusión es el que el documental tenga una segunda parte colgándose una medalla.

María Delgado quiso mandar un mensaje antes de volar a Tokio a los aficionados al deporte. «Los Juegos no han terminado todavía. Ojalá nos sigan igual que a los deportistas olímpicos y nos apoyen mucho desde casa porque vamos a darlo todo por dejar a España en la mejor posición posible».

María Delgado, en Tokio junto al logo de los Juegos.