El Periódico de Aragón

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El regreso de un recorrido mítico

La vuelta más controvertida

Tras el aplazamiento de la Quebrantahuesos, varios ciclistas analizan lo que supone esta demora y destacan la dificultad para llegar en una buena dinámica dos meses después

Ciclistas en la pasada edición de la Quebrantahuesos en la que se corrió con chubascos. QUEBRANTAHUESOS

El aplazamiento de la Quebrantahuesos de junio a septiembre supuso para varios ciclistas alternar sus planes, entrenamientos e, incluso, parte del verano. Para algunos la esencia de la carrera se ha perdido en este año, mientras que para otros la esencia no es la prueba en sí misma sino el propio ciclismo. 

"Hacer una prueba de este tipo requiere una preparación y genera estrés. Si la recorres en junio ya asumes ese estrés, pero seguir entrenando julio y agosto es inviable", analiza Alfonso Rabanaque, que ya compitió en varias ediciones anteriores y no acudirá a esta. Miguel Ángel Rioja, otro de los ciclistas que iba a competir en junio, pero no en septiembre, explica que el trabajo le impide pedalear en su bicicleta. "Nunca contemplé el poder ir en septiembre. Durante el verano tengo mucho lío en mi trabajo y no tengo tiempo para entrenar. La organización ha dado todo tipo de alternativas si no acudes a esta fecha, como devolverte el dinero o acudir a la edición de 2023. En verano no puedes entrenar, no coincides con tu ‘grupeta’ y hace más calor".

Sin embargo, Arturo Mampel sí que acudirá este sábado a la Quebrantahuesos, ya que el aplazamiento de la competición no le ha afectado en gran medida. "Yo iba a ir en junio a correrla. Al suspenderla, el cambio nunca viene bien, porque te preparas una carrera para estar a punto en esas fechas. Igualmente me hace ilusión hacerla y mantengo la inscripción. En mi caso como he seguido compitiendo y he hecho parones, mi pico de forma es bastante similar al de junio", explica.

Por otro lado, para algunos ciclistas la competición perdió parte de su esencia cuando el 16 de junio se anunció su posposición. "Siempre he dicho que el 7 de julio es San Fermín, 12 de octubre el Pilar y la Quebrantahuesos en junio", puntualiza entre risas Rioja, que ve esta edición de manera más "descafeinada". 

Rabanaque, a pesar de no competir este año, no cree que la competición pierda su magia, pues para él, el encanto se encuentra en la propia disciplina. "Yo creo en un principio la Quebrantahuesos la hacías por el nivel de dificultad y por la distancia. Tiene la misma esencia hacer la ruta en junio o septiembre que ir con tus amigos y hacer el recorrido"

José Luis Carnicer, otro de los competidores que finalmente no acudirá, afirma que "viene peor, depende de cada uno. Aún así, creo que sí que apetece. Conozco a más gente que no va a ir que fuera a ir".

La lluvia, protagonista

Uno de los factores que más podrían afectar a la carrera son los chubascos que se esperan a lo largo del recorrido. "Me planteé no correrla porque daban 62 litros por metro cuadrado. Las predicciones han mejorado y seguramente llueva en algún tramo", valora Mampel. De hecho, Carnicer no acudirá entre otros motivos por el adverso tiempo que se espera el sábado. "Afectará a la seguridad. Si eres aficionado te la juegas. La idea es mejorar tu tiempo, si el clima es malo es difícil superarlo. Si llueve, bajar el Somport es bastante peligroso".

Finalmente, tanto las personas que van a acudir a la competición como los que no, no creen que esta edición extraordinaria influya en el transcurso de la prueba en los próximos años. "Esto no ha influido en mi opinión, que sigue siendo la misma desde antes del aplazo", explica Rabanaque. Rioja sigue en la misma línea y cree que "el año que viene todo volverá a su cauce, porque te pones unos objetivos que son los que hacen que te levantes a las 6 de la cama. La Quebrantahuesos no es solo la carrera, es todo lo que le rodea", acaba. 

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