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Conflicto a las puertas de la operación retorno

Varados en los arcenes

Varados en los arcenes

Recién iniciada la huelga de empresarios de grúas en Aragón, las primeras víctimas ya son visibles en las carreteras aragonesas, donde ayer se contabilizaba una decena de coches inmovilizados en los arcenes. Turismos averiados, pinchados y accidentados empiezan a salpicar las vías interurbanas, a modo de recordatorio de que, en adelante, los vehículos con problemas no serán remolcados al taller.

"Hoy no hemos hecho ningún servicio", afirma, tajante, Miguel Téllez, responsable de Grúas Tony, una empresa que dispone de 12 plataformas que realizan "una media de 60 o 70 servicios diarios".

Ante esta situación de desamparo, desconocida hasta ahora, los conductores se ven obligados a aguzar el ingenio, a comportarse como auténticos robinsones del asfalto. Así, los propietarios de dos coches que colisionaron ayer en la carretera que une Figueruelas con Cabañas de Ebro no se conformaron con arrastrar sus vehículos chafados hasta un campo. Se las compusieron para que un tractor remolcara los coches a una zona segura, según indicaron en la Guardia Civil de Tráfico de Zaragoza.

"En la ciudad de Zaragoza no ha habido problemas", señalaron ayer en la Policía Local de la capital aragonesa. "Aún es pronto para ver los efectos de la huelga, pero hasta ahora los coches que se han quedado averiados en las calles han sido empujados hasta lugares donde no molesten".

Las grúas municipales, que únicamente intervienen para retirar de la vía los vehículos que han cometido una infracción, tienen ahora orden de arrastrar igualmente los coches, furgonetas y camiones que supongan un riesgo para la circulación o que afecten a la fluidez del tráfico.

"Habrá que empujar"

"Hasta ahora vamos teniendo suerte", comenta un agente. "Se ha parado un coche en el puente de Santiago y ha bastado con empujarlo para quitarlo de en medio, y otro que se ha averiado en Delicias, en la zona de Juan Carlos I, han conseguido aparcarlo correctamente en un lateral".

"Todavía vamos bien, pero si la huelga se prolonga, habrá que empujar, no quedará más remedio", declara, por su parte, un responsable de Tráfico de la Policía Local.

Miguel Téllez evita pronunciarse sobre la duración del paro de los gruistas, cuyo final supedita a un "acuerdo digno" con las compañías aseguradoras de asistencia en viaje. "Ahora cobramos una miseria, entre 21 y 25 euros por servicio en horario de día y, en algunos casos, un 40% más por la noche".

"Como ganamos poco por servicio --continúa--, nos mantenemos a base de hacer muchísimos servicios y de trabajar sin descanso, hasta el punto de que la calidad de nuestro trabajo se resiente, pues llegamos a los sitios cansados, de mal humor y desmoralizados porque estamos muy mal pagados".

En el otro extremo del conflicto se encuentran las compañías aseguradoras. "Si la huelga se alarga y se radicaliza, habrá muchos problemas, sobre todo en la operación retorno de las vacaciones de agosto, que está a la vuelta de la esquina y sacará 15 millones de vehículos a las carreteras", indica un responsable de Seguros Pelayo en Zaragoza.

Pagar de su bolsillo

La compleja situación creada por la huelga de grúas de carretera ha recibido una contundente respuesta de las asociaciones de usuarios, entre ellas de la Unión de Consumidores de Aragón (UCA), que recomienda a los conductores que, "con el fin de evitar daños mayores en su vehículo", llamen por su cuenta a una empresa de grúas, paguen el servicio y, posteriormente, exijan el importe a su compañía aseguradora "por incumplimiento de contrato".

De hecho, este sistema, que obliga al conductor a actuar como si careciera de seguro de asistencia, evitó ayer situaciones conflictivas en muchas carreteras aragonesas.

"No ha habido que lamentar ninguna complicación debido a que los conductores han pagado de su bolsillo el servicio de grúa, al precio que les pedían", indicó ayer un guardia civil de Tráfico de Teruel.

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