Todo el mundo habla de la dichosa reforma laboral. Hay quienes no cesan en sus críticas porque consideran que el Gobierno socialista se ha cargado muchos de los logros de los trabajadores conseguidos desde la transición. Hay también quienes la defienden porque creen que haciendo uso de sus artículos se pueden beneficiar, de una u otra manera, e incluso aquellos que consideran que es un texto necesario y plausible. Se organizan seminarios, jornadas, conferencias... Todo para dar a conocer, desde uno u otro prisma, el contenido de una ley que ha tenido mucha información y ha calado en la sociedad pero sobre la que se desconoce mucho cómo aplicarla y cómo defenderse de ella. Por eso, todo este tipo de actos son bienvenidos y la sociedad responde con una gran afluencia. Otra cosa es que, al final, todo sea un pim-pam-pum en el que unos defienden la reforma y otros la acribillan a críticas. Algunos de estos eventos sirven a empresas y personas para hacer algo de negocio. No es que sea la salvación en estos momentos de crisis, pero unos dinerillos sí que pueden dar. Y sobre todo, muchos de los que imparten esos cursos o seminarios, sí que hacen su agosto particular. Uno de los bufetes de abogados que más rentabilidad le está sacando a la reforma, según se cuenta, es el catalán de Cuatrecasas, con despacho en varias ciudades españolas, entre ellas Zaragoza. Dicen que muchos de sus profesionales --muy bien preparados, eso si-- van a destajo a impartir charlas y cursos exprés a ejecutivos de relaciones laborales, pequeños empresarios, autónomos y hasta algún sindicalista. No hay mal que por bien no venga. A algunos, claro.