El Imperio de la Garnacha, sobrenombre con que se conoce a la Denominación de Origen Campo de Borja, ha incorporado un alumno aventajado a su entramado vitivinícola. Se trata de la bodega Cuevas de Arom, ubicada en Ainzón y que se enclava en el segmento de vinos de alta gama, con pequeñas producciones hechas con viñedos muy particulares. Pronto sacará al mercado sus dos primeras referencias, de las que tiene ya vendidas el 80% de las botellas. Fernando Mora, Mario López y Francisco Latasa impulsan el proyecto, los mismos que en el 2013 pusieron en marcha en Épila la bodega Frontonio (IGP Valdejalón).

Cuevas de Arom elabora sus caldos debajo de las instalaciones de la cooperativa vinícola Santo Cristo, donde se ubican sus antiguos depósitos de cemento, que ahora acogen barricas, instrumentales y maquinaria de la nueva bodega. Con ello, consigue elaborar vinos bajo tierra y, por tanto, mejores condiciones de crianza (baja temperatura, menor oxidación), lo que redunda en creaciones de precios más elevados.

Simula así el concepto de producir en cueva, un práctica tradicional en Ainzón. De hecho, cuenta con una de esas cuevas para dar a conocer esta faceta de la cultura del vino y guardar añadas especiales.

«Queremos poner en valor los viñedos viejos y de zonas difíciles de cultivar. Con garnachas de altura, elaborar vinos bajo tierra», explicó Fernando Mora. La bodega, que ayer se dio a conocer en sociedad en un acto celebrado en el World Trade Center de Zaragoza, tiene una docena de trabajadores y 10 hectáreas de viñedo.

ÉXITO ANTICIPADO

En los próximos meses lanzará al mercado dos vinos, bautizados con nombres en aragonés: As ladieras, hecho con viñedos en ladera, y Os cantals, de una viña «con tantas piedras que no se ve la tierra». Del primero saldrán 13.150 botellas y 3.145 del segundo. Cuevas de Arom tiene colocada ya el 80% de la producción con pedidos de seis países (Francia y EEUU, entre ellos) gracias al éxito de las muestras ofrecidas a distribuidores y al espaldarazo de haber logrado 91 y 92 puntos, respectivamente, en la lista del influyente crítico Robert Parker, «algo excepcional en la primera añada».

La bodega espera llegar a las 40.000 botellas en el 2019 y prepara otros dos vinos para marzo y diciembre del año que viene.

Mora no quiso precisar la inversión, pero destacó que al proyecto se ha destinado «todo lo ganado» con Frontonio, que exporta el 80% de su producción (120.000 botellas, el 40% de gama premium).